jueves, 3 de agosto de 2017

WRAY ES EL NUEVO DIRECTOR DEL FBI




Finalmente, el presidente Donald Trump consiguió que el Senado apruebe la nominación de Christopher Asher Wray como director del FBI para los próximos diez años.

La más importante organización de seguridad y contraespionaje de los Estados Unidos tiene un nuevo director para comandarla en los próximos diez años.

Con el respaldo de una amplia mayoría (92 votos a favor y solo 5 en contra), el Senado de los Estados Unidos aprobó la designación del abogado Christopher Wray como nuevo director del FBI, en reemplazo del destituido James Comey.

Christopher A. Wray, un abogado republicano de 50 años, que se ha especializado en casos que involucran delitos de cuello blanco, con larga experiencia, tanto como litigante como dentro de la burocracia del Departamento de Justicia.

El abogado Christopher Asher Wray, nació en la ciudad de Nueva York, el 17 de diciembre de 1966. Su padre Cecil Wray Jr. era también un abogado litigante de la firma Debevoise & Plimpton y su madre, Gilda Gates Wray trabajaba para la Fundación Charles Haydeen.

Wray comenzó sus estudios en un colegio privado, Phillips Academy, en Andover, Massachusetts. En 1989, Wray se graduó cum laude en la Universidad de Yale y como abogado en la Escuela de Derecho de Yale, en 1992, donde fue redactor ejecutivo del Yale Law Journal.

Una vez recibido, trabajó brevemente para el juez J. Michael Lutting, en la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos para el Cuarto Circuito.

Entre 1993 y 1997 trabajó como abogado para la firma legal Kings & Spalding, en la ciudad de Atlanta.

En 1997, ingresó a justicia como asistente de Fiscal Federal para el Distrito Norte de Georgia.

En 2001, se trasladó al Departamento de Justicia como subprocurador asociado y principal procurador general adjunto.

En 2003, el presidente George W. Bush propuso a Wray como asistente del fiscal general para dirigir la División Criminal del Departamento de Justicia. Su nominación fue aprobada por unanimidad en el Senado.

Como jefe de la División Criminal combatió la ola de escándalos por fraudes corporativos y trabajó para restaurar la integridad a los mercados financieros. Sirvió también en la “Fuerza de Tareas de Fraude Corporativo” del presidente y supervisó el Grupo de Trabajo para Enron.

Desde esa posición dirigió investigaciones, procesamientos y desarrollo políticas en casi todas las áreas del derecho penal federal, incluyendo fraudes en valores, fraude de salud, ley de prácticas corruptas en el extranjero y violaciones a las sanciones comerciales, corrupción, piratería de marcas y de propiedad intelectual, cibercrimen y ley RICO.

También cumplió un papel clave en la supervisión de la guerra contra el terrorismo.
Al concluir su mandato, en 2005, Wray recibió el Premio Edmund J. Randolph, el mayor premio otorgado al servicio público.

Mientras Christopher A. Wray se desempeñaba como asistente del procurador general, entre 2003 y 2005, el hoy destituido ex director del FBI, James Comey era el procurador general adjunto y el hoy asesor especial del Departamento de Justicia para la investigación del papel de Rusia en las elecciones de 2016, Robert Mueller, era director del FBI, cargo para él está nominado Wray.

Actualmente, los tres altos funcionarios y abogados prestigiosos se vuelven a reunir en el centro del tablero, aunque en posiciones muy distintas.

Después de dejar la función pública, Wray retornó a la firma jurídica Kings & Spalding para llevar adelante casos de delitos de cuellos blanco. Allí dirigió el Grupo Kings & Spaling para Investigar Temas Especiales y Prácticas Gubernamentales, considerado el “grupo legal sobre crímenes de cuello blanco” del año 2012, por Law360 y fue denominado “la firma principal en esta área de práctica legal” por US News & Word Report.

En el ranking anual de Chambers USA 2017 -que elabora listados sobre los mejores abogados del país- se refieren a Wray como “un abogado de primer nivel que puede ofrecer asesoramiento sobre los temas más difíciles.” También consigna que el abogado aporta “credibilidad instantánea y te dará respuestas directas”, señala la reseña haciendo referencia a un entrevistado.

Wray tuvo como clientes a muchas de las empresas que figuran entre las 100 mayores de la lista elaborada por la revista Fortune. En especial a varias de las principales empresas farmacéuticas por pesquisas de fiscales estatales, del Congreso o la Administración de Medicamentos y Alimentos, así como empresas de telecomunicaciones y energía.

Durante su etapa como litigante en Kings & Spalding, Wray actuó como abogado personal del gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, durante el escándalo en Bridge Gate, provocado por la decisión del gobernador republicano de cerrar un puente que vinculaba a su Estado con el vecino Estado de Nueva York, presuntamente para castigar a un alcalde demócrata que él había negado su apoyo, en 2013.

Si bien Christie fue declarado inocente, dos de sus colaboradores fueron condenados y la actuación de Wray fue cuestionada, después de que dos años más tarde, apareció en su poder un teléfono perteneciente a Christie, buscado durante el juicio.

La firma legal Kings & Spaldins, de la cual Wray es socio, tiene oficinas en Washington y Atlanta, emplea unos 600 abogados, entre ellos Bobby Burchfield quien se desempeña actualmente como asesor de ética del presidente Trump; y entre sus clientes se cuentan las grandes empresas estatales rusas Rosnefl y Gazprom. Nuevamente, los vínculos con Rusia aparecen en segundo plano.

De acuerdo con los registros de la Comisión Federal Electoral, en la última década, Wray contribuyó con al menos U$S 35.000.- a las campañas y comités electorales del Partido Republicano. Aunque según los parámetros estadounidenses, estos aportes no son suficientes para afectar la “independencia” partidaria del nuevo director.

Durante las audiencias de confirmación Wray aseguró: “Nunca permitiré que el trabajo del FBI sea conducido por algo más que los hechos, la ley y la búsqueda imparcial a la justicia.”

Además, en referencia a las alegaciones de Comey que el presidente Trump la había exigido “lealtad” antes de destituirlo, Wray aseguró: “Mi lealtad es con la Constitución y el imperio de la ley, y seguiré respondiendo ante ellos”.

Ahora, Wray tendrá diez años al frente del FBI para demostrar que cumple con estas promesas.


Resta saber cuáles serán las relaciones entre el nuevo director del FBI y el presidente Trump. 

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