miércoles, 21 de junio de 2017

CUANDO EL FIN PARECE JUSTIFICAR LOS MEDIOS




Los dirigentes populistas, sin importar su signo ideológico, suelen apelar a cualquier medio para llegar al poder y luego para mantenerse en él. Aunque esto lleve a intimidar periodistas o buscar el apoyo de gobiernos extranjeros poco recomendables.

Puede haber algo en común entre un magnate inmobiliario de 71 años devenido en presidente de los Estados Unidos y un académico de izquierda devenido en político que, a sus 39 años, puja por convertirse en Jefe de Gobierno de España.
A priori, uno pensaría que no, pero las apariencias pueden inducir a engaño.
Tanto el anciano presidente como el joven diputado son dirigentes populistas. Aunque uno defienda al capitalismo y el otro admire las maravillas del socialismo de Estado. Los dirigentes populistas no pueden evitar parecerse.
Por ejemplo, los dirigentes populistas suelen mostrar un bajo umbral de tolerancia a las críticas. Especialmente cuando estas críticas provienen del periodismo.
Todo populista que se precie de tal debe embestir periódicamente contra el periodismo y recibir algún tipo de cuestionamiento por parte de asociaciones de prensa.
Veamos cómo responden a esta cuestión, el presidente Donald Trump y el diputado Pablo Iglesias Turrión, líder del partido Unidos – Podemos de España, que de ellos hemos estado hablando.
Decir que Donald Trump mantiene una relación conflictiva con la prensa no tiene mucho de original, bastaría con señalar que es el primer presidente estadounidense, en 36 años, en no asistir a la cena anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca. En ese evento, los más altos funcionarios de la Administración se mezclan con miembros de la prensa y celebridades de Hollywood.
Precisamente, esa cena fue el escenario que eligió, en abril de 2011, el presidente Barak Obama para responder a las acusaciones de Trump de que no había nacido en los Estados Unidos. En esa ocasión Obama se burló de la posibilidad de que Daniel Trump pudiera convertirse algún día en presidente de los Estados Unidos.
Proyectando una imagen trucada de la Casa Blanca transformada en un casino y con un gran cartel en la cima y los jardines convertidos en un campo de golf.
Todos los comensales rieron con la ocurrencia. Nadie podía imaginar que seis años más tarde, Obama debería traspasar el cargo precisamente al hombre que estaba humillando esa noche.
Donald Trump terminó por convertirse en presidente de los Estados Unidos, pero alberga una herida narcisista con relación a los corresponsales de la Casa Blanca.
Esta huella psíquica, puede ser la causa de que Trump haya declarado a la prensa como “el enemigo del pueblo”, ha acusado a los periodistas de publicar “fake news” (noticias falsas y ha vetado la asistencia de prestigiosos medios de prensa a una sesión informativa en la Casa Blanca.
Entre sus declaraciones más polémicas sobre la prensa pueden mencionarse: “La prensa se ha tornado deshonesta y, si no hablamos de ello, estaríamos faltando al pueblo estadounidense. La prensa está fuera de control, el nivel de deshonestidad ésta fuera de control. Muchos de nuestros informantes no te dirán la verdad y no tratarán con el respeto que mereces.” […] “Los medios están intentando atacar a nuestra Administración porque estamos impidiendo nuestras promesas y eso no los hace felices”.
Trump, al igual que su colega venezolano Nicolás Maduro, considera a la CNN como la bȇte noire del periodismo. En una ocasión Trump le dijo intimidante a un corresponsal de la CNN: “El público no os cree.”
Estos excesos verbales del presidente estadounidense provocaron el repudio, entre otros, de la célebre Sociedad Interamericana de Prensa que rechazó en un comunicado “Las acusaciones en espiral ascendente del gobierno de Donald Trump contra los medios de comunicación.”
Pero, que ocurre del otro lado del Atlántico con Pablo Iglesias y el partido Unidos – Podemos.
El diputado Pablo Iglesias es más inteligente ha estudiado, además de derecho y ciencias políticas, periodismo, conducción televisiva, locución y hasta teatro. Sin lugar, a dudas en un “chaval” bien preparadito, de esos que acumulan maestrías y doctorados como se usa hoy en día. Ha leído mucho a Nicolás Maquiavelo -aunque no lo suficiente o no lo ha comprendido totalmente- como para caer en los excesos verbales del magnate, aunque comparta sus ideas sobre la prensa.
Pablo Iglesias también considera a la prensa como el verdadero partido político de oposición a Podemos.
Por lo tanto, mientras que él mantiene el silencio y la sonrisa, sus esbirros se dedican a amedrentar periodistas y censurar medios y agencias de noticias.
A través de las redes sociales y mensajes de SMS, el círculo íntimo de Pablo Iglesias intimidar periodistas con frases tales como: “No publiques eso o te voy a destruir” o “no deberías escribir cosas como la de hoy, te degradan como persona” o “Eso que dices es cierto y no te cambiaría ni una coma, pero no te voy a permitir que hagas ese artículo.”
En otros casos, los jóvenes dirigentes progresistas de Podemos, vetan a ciertos periodistas o medios de sus conferencias de prensa a reuniones de “off the récord”, como hizo el 19 de junio cuando organizó un desayuno de trabajo con la prensa para presentar sus nuevos portavoces.
Los más atacados por los dirigentes de Podemos son los periodistas pertenecientes a medios que, pese a tener una línea editorial progresista, no comulgan con sus próceres. Entre ellos, se encuentran los que trabajan para el Grupo Prisa, que entre otros medios edita el diario “El País”; la Cadena Ser, el Periódico de Catalunya y los medios digitales: El Independiente, Voz Pópuli y Ok diario.
En noviembre de 2016, Podemos lanzó una campaña en las redes sociales contra el Grupo Prisa bajo el lema “La máquina de fango”. En esa ocasión el mismo Iglesias no pudo escapar a la tentación de acusar a Prisa de montar una “repugnante máquina de fango para influir en las primarias,” tras lo cual cientos de seguidores del partido replican en sus mensajes.
Esta aptitud discriminatoria fue condenada tanto por la Asociación de Prensa de Madrid y la Asociación de Prensa de Madrid y la Asociación de Periodistas Parlamentarios.
En su comunicado la APM dijo: “Consideramos los testimonios y las pruebas documentales aportados por estos periodistas, la APM exige a Podemos que deje de una vez por todas la campaña sistematizada de acoso personal y en redes que viene llevando a cabo contra profesionales de distintos medios, a los que amedrenta y amenaza cuando está en desacuerdo con sus informaciones.
“…el acoso de miembros de Podemos se materializa de manera reiterada y desde hace más de un año en ataques a periodistas en sus propias tribunas, en reproches y alusiones personales en entrevistas, foros y actos públicos, o directamente en Twitter.
“Estas presiones también se realizan en forma personal y privada con mensajes y llamadas intimidantes.
“El acoso pretende minar la credibilidad y el prestigio de estos profesionales, sometidos en ocasiones a un bombardeo constante de mensajes que intentan descalificar o ridiculizar su trabajo y recortar su libertad de información.
“La APM considera totalmente incompatible con el sistema democrático que un partido, sea el que sea, trate de orientar y controlar el trabajo de los periodistas y limitar su independencia.
LOS VINCULOS EXTERNOS
Otro aspecto en que coinciden Trump e Iglesias es en los sospechosos vínculos con países extranjeros.
Como es sabido, Donald Trump es el blanco de investigaciones sobre los contactos que miembros de su equipo de campaña, entre los que se encuentra su yerno Jared Kushner, mantuvieron con diplomáticos y otros funcionarios rusos. El FBI desea conocer si miembros del equipo de campaña entraron en colusión con los rusos para alterar los resultados de las elecciones presidenciales de noviembre de 2016.
Aunque no hay pruebas concretas son demasiadas las personas del entorno de Trump con extraños vínculos con Rusia: Paul Manafort, Michael Flynn, el secretario de Estado Rex Tillerson, el fiscal general Jeff Sessions y Jared Kushner son los más próximos, pero no los únicos.
De todas formas, estos contactos sospechosos no son nada cuando analizamos los vínculos de Pablo Iglesias y otros miembros de Podemos con Venezuela e Irán.
Los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro han abonado casi cuatro millones de euros a la fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales -CEPS- a cambio de “asesorías políticas” encaminadas a destruir a los opositores venezolanos para perpetuar al chavismo en el poder. Cada asesor de CEPS, entre los que se encontraban el propio Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luis Alegre o Alberto Montero, que llegaba a Caracas percibía siete mil euros mensuales de honorarios.
Por otra parte, Pablo Iglesias ha recibido fondos por un monto aproximado de 97.000 euros de la productora 360 Global Media S.L., perteneciente al empresario iraní Mahmoud Alizadeh Azimi, por la producción y realización de un programa de debates y entrevistas denominado “Fort Apache” que se emite por el canal de televisión iraní en español Hispan TV.

Evidentemente, tanto para Donald Trump como para Pablo Iglesias el fin justifica los medios. Es decir, todo está bien con tal de llegar y mantenerse en el poder. Sea esto intimidar periodistas o recibir favores y dinero de gobiernos extranjeros. 

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