martes, 29 de septiembre de 2015

CAMBIOS EN LA CÚPULA GUBERNAMENTAL DE ARGELIA


LAS PURGAS PERMANENTES

Una sórdida lucha palaciega sacude a Argelia, el segundo país más extenso de África y uno de los mayores proveedores de gas y petróleo a los países de la Unión Europea.

Argelia es también una de las últimas “repúblicas populares” que solían replicar, con algunas variantes, el modelo soviético de sociedad y gobierno. Un dudoso privilegio que comparte con países como Corea del Norte, Vietnam o Cuba.

En estos regímenes de partido único o de partido hegemónico unido al Estado, la actividad política suele desarrollarse en un contexto de ocultamientos y juegos de intrigas. Las elecciones asumen un rol secundario. Se convierten en meros actos protocolares donde los candidatos oficiales resultan siempre triunfadores por márgenes abrumadores que nunca obtienen quienes son candidatos en las auténticas democracias de corte occidental.

En la seudo democracia argelina, el presidente Abdelaziz Buteflika se aferra al poder que ejerce dictatorialmente desde 1999. En 1992 un golpe de Estado implementado por una Junta Militar le impidió formar gobierno al Frente Islámico de Salvación, el partido fundamentalista islámico que se impuso en la única elección multipartidaria en la historia del país. Después de la cancelación de su victoria, los islamistas emprendieron una sangrienta rebelión armada –que se prolongó por una década- que originó la pérdida de doscientas mil vidas. En ese contexto, los militares llevaron a la presidencia a Buteflika.

Abdelaziz Buteflika, hoy de 78 años, se ha convertido en el último exponente del liderazgo histórico que llevó a cabo la lucha contra el colonialismo francés a mediados del siglo pasado. En 2013, el presidente argelino sufrió un severo infarto cerebral que lo obligó a una prolongada internación en un hospital parisino. Desde entonces, Buteflika ha aparecido en público en contadas ocasiones sembrando dudas sobre su capacidad para gobernar eficazmente al país.

Los expertos occidentales consideran que el verdadero poder detrás de Buteflika, es su hermano menor Said, una figura sobre la que pesan serias acusaciones personales y de corrupción. También atribuyen gran influencia al Jefe de Estado Mayor y viceministro de Defensa Gaid Ahmed-Salah.

Estos mismos expertos consideran que el único indicador real de la vida política argelina son las frecuentes purgas políticas que asolan a los elencos gobernates.

LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA EN LA MIRA

En este sentido, los últimos dieciocho meses han registrado una serie de cambios en la estructura y la conducción de los servicios de inteligencia argelino que indican la existencia de una sórdida puja de poder en la medida en que el liderazgo de Buteflika parece entrar en su ocaso y el país se sumerge en una profunda crisis económica como producto del brusco descenso del precio internacional del petróleo y el gas.

En 2014, el coronel Abdelkader Ait Ouradi, conocido como Hassan, quien durante más de una década fue el Jefe de la Unidad Antiterrorista de la Departamento de Inteligencia y Seguridad –DRS-, fue detenido sin que se conocieran los cargos formulados contra él, como suele ocurrir en este tipo de régimen. Ouradi permanece detenido en la prisión militar de Blida y desde entonces la Unidad Antiterroristas permanece acéfala.

Recientemente fue desarticulado el Grupo de Intervención Especial (GIS, según sus siglas en francés) el principal brazo operativo del DRS. Los comandos del GIS adquirieron notoriedad fuera de Argelia durante el asalto a la planta gasífera de In Amenas en la que un grupo armado yihadista secuestró, en enero de 2014, a decenas de obreros y técnicos argelinos y extranjeros. La recuperación de las instalaciones la efectuó el GIS al costo de 66 vidas, entre ellas las de 37 rehenes.

El GIS fue disuelto y sus comandos de élite fueron reasignados en diferentes unidades del Ejército de Tierra, la Marina, la Fuerza Aérea y la Gendarmería Nacional.

Luego, Buteflika también desplazó al general Ahmed Boustila, Jefe de la Guardia Republicana y lo reemplazó por el general Nuba Menad, militar a quien se considera cercano a la familia y el entorno del presidente. Además de Boustila perdió su cargo el Director de Seguridad Interior, general Ali Bendaoud, quien se vio relegado a un cargo administrativo dentro del DRS.

Finalmente, la semana pasada le llego el turno al hasta entonces todo poderoso jefe del DRS, el general Mohamad Mediene, más conocido como “Tawfik” que ocupaba esta posición desde hacia veinticinco años. Fue reemplazado por el general Athmane Tartag, alias “Bachir”, hasta entonces su segundo en el cargo y con quien Tawfik mantenía serias diferencias.

El general Tawfik ha sido una de las figuras más misteriosas y controvertidas del hermético régimen argelino. Era el último sobreviviente en el poder de los miembros de la Junta Militar que en 1992 puso fin a las actividades del FIS. Su influencia era tal que solían llamarlo “El hacedor de reyes”.

FINAL ABIERTO

Ahora, los observadores occidentales se preguntan sobre que otras cabezas rodarán en Argelia y si los militares desplazados aceptaran resignadamente su alejamiento u organizaran algún tipo de resistencia. También se interrogan sobre la sucesión del debilitado Buteflika en un contexto de alta complejidad donde se combinan la crisis económica con las acechanzas de los grupos fundamentalistas sobre las fronteras argelinas con Libia, Túnez y en el sur con el empobrecido Malí donde los grupos fundamentalistas son liderados por terroristas argelinos.

Es por ello que muchos de ellos temen que sea Argelia el próximo país del Norte de África en incendiarse. 

 

 

 

 

 

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