jueves, 12 de marzo de 2015

EL TERRORISMO NIGERIANO SE EXPANDE


El Estado Islámico ha logrado una franquicia en Nigeria, la primera economía de África que alberga a la cuarta parte de la población del continente, que amenaza la estabilidad de toda la región.

Nigeria se destaca en África por diversos factores. No sólo es la mayor economía, el principal productor de petróleo y la democracia más grande. También es el país donde –según la consultora Maplecroft- los atentados terroristas provocan mayor número de víctimas mortales. Si bien, Irak, Afganistán, Pakistán y Somalia superan a Nigeria en cantidad de ataques, la letalidad del terrorismo nigeriano es mayor.

Este hecho sitúa a Nigeria en el quinto lugar de la lista de países con riesgo extremo, seguida de Yemen, Siria, Filipinas, Líbano, Libia, Colombia y Kenia.

El principal responsable del terrorismo nigeriano es el grupo yihadista Jama’atu Ahlissunnah lidda’awati wal Jihad, más conocido por el nombre de Boko Haram –traducido del hausa como “la educación occidental está prohibida”-, que pretende la implantación y seguimiento riguroso de la sharía o ley islámica bajo su gobierno.

Boko Haram controla actualmente un área del noreste de Nigeria de alrededor de 20.000 kilómetros cuadrados, con especial presencia en los estados de Borno, Adawama y Yobe donde se concentra la mayor parte de la población musulmana.

Las autoridades nigerianas atribuyen a Boko Haram, desde el inicio de sus acciones en 2009, la responsabilidad por la muerte de más de trece mil personas. Sus actividades alcanzaron especial relevancia internacional con el secuestro, en abril de 2014, de más de doscientas niñas, alumnas de un colegio en Chibock, estado de Borno.

Desde comienzos de año, Boko Haram ha incrementado su accionar en la región fronteriza provocando más de dos mil muertos, según Amnistía Internacional. En la mayoría de los casos se trató de ataques suicidas llevados a cabo por niñas de muy corta edad -7 a 10 años-, que detonaron chalecos cargados de explosivos en mercados públicos y otros ámbitos muy concurridos.

Incluso extendió sus ataques terroristas a las poblaciones fronterizas que habitaban territorios pertenecientes a Camerún, Chad y Níger lo que produjo cruentos combates con las tropas de estos países.

Los ataques de Boko Haram provocaron la reacción de la Unión Africana. En una cumbre celebrada a comienzo de año, aprobó el despliegue de 8.700 soldados pertenecientes a una coalición militar integrada por Nigeria, Camerún, Chad, Níger y Benín creada para hacer frente a la amenaza terrorista del grupo islamista Boko Haram.

La respuesta del grupo yihadista llegó del modo habitual, a través de un vídeo difundido por la Fundación Al Urwah Al Wuthqa, su vocero mediático, donde el emir Abubakar Shekau amenazó: “Su alianza no llevará a nada, junten todas sus armas y luchen contra nosotros, son bienvenidos” “¿Qué envían 7.000 soldados?” “¿Por qué no 70 millones?” “Por Alá que el número es pequeño”.

Sin embargo, Shekau tomó muy seriamente la amenaza que significaba la coalición militar que se había forjado en su contra y decidió buscar un aliado que nivelase el tablero. Encontró ese aliado en el Estado Islámico, el grupo salafista que pretende construir un nuevo califato en los territorios que comprenden el noreste de Siria y el noroeste de Irak.

Así, el “emir” Abubakar Shekau expresó su bayah –juramento de lealtad- al “califa” Ibrahim al Bagdadi, al que juró “escuchar y obedecer en lo fácil y en lo difícil”, tanto en aquello “que le agrade como en lo que le desagrade” y llamó a todos los musulmanes a hacer lo mismo.

Hasta el momento no ha trascendido la resolución del Consejo de la Shura del Estado Islámico, máximo órgano de dirección del grupo yihadista, al respecto.

Al expresar su adhesión al Estado Islámico, Shekau espera recibir no sólo apoyó político y religioso, sino abastecimiento de armamento y la asistencia de combatientes con experiencia militar para reorganizar a sus milicias. Hasta el momento las filas de Boko Haram se nutren especialmente de niños soldados y cuadros muy jóvenes casi sin entrenamiento militar. Por el contrario, el Estado Islámico cuenta con cuadros muy preparados y con experiencia de combate, muchos de ellos provenientes de países europeos, capaces de emplear armamento más sofisticado y complejo que los fusiles Kaláshnikov que emplean los terroristas nigerianos.

De concretarse en los hechos, la adhesión de Boko Haram al Estado Islámico contribuirá a una mayor desestabilización para el continente africano y una nueva preocupación para las potencias occidentales.

Por último cabe acotar que, otro fenómeno social puede agravar aún más las cosas, el Islam está ganando adeptos en todos los países del África subsahariana. La población cristiana se está convirtiendo aceleradamente en musulmana. Diversos factores se conjugan para ello: el proselitismo de los imanes radicales que recorren la región, el temor de los cristianos ante el avance de los grupos yihadistas y especialmente por el hecho de que la poligamia islámica es más atractiva a los hombres que la monogamia que predica el cristianismo. El aumento de conversos sin lugar a dudas incrementará también las adhesiones al yihadismo.

 

 

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