Una serie de cambios geopolíticos, producidos hacia
finales de 2014, tienden a debilitar los apoyos internacionales de que ha
disfrutado hasta hoy el Frente Polisario.
ARGELIA EN LA ENCRUCIJADA
Como es bien sabido, el Frente Polisario ha sido una
creación del gobierno argelino. Este grupo de separatistas marroquíes ha sido
siempre de gran utilidad a los gobernantes de Argel para intentar frenar el
desarrollo de Marruecos y su influencia regional. Debido al conflicto del
Sáhara, Marruecos durante décadas ha debido destinar importantes recursos
económicos, esfuerzos diplomáticos y medios militares para reafirmar su
soberanía en las provincias del Sur. Al mismo tiempo, el diferendo abierto
sobre el Sáhara ha sido un factor limitante para la consolidación de la Unión
del Magreb Árabe –UMA-, además de mantener a Marruecos lejos de la Unión
Africana.
Ahora bien, Argelia es un país esencialmente petrolero
cuya economía depende de sus exportaciones de petróleo y gas. El 97% de los
ingresos de Argel provienen de sus exportaciones de combustibles fósiles, los que
a su vez componen un 26,2% del PBI del país.
Pero el precio del petróleo ha caído bruscamente en el
último año. En julio de 2014, por un barril de Brent se pagaban 110 dólares
estadounidenses, pero en diciembre pasado el precio había descendido a menos de
60 dólares. Lo que es aún más grave, algunas estimaciones formuladas por
expertos, como la realizada por el banco Morgan Stanley, consideran que el
precio del barril se podrían acercar a los 43 dólares durante el segundo
trimestre de 2015.
El actual precio del crudo está poniendo en jaque la
estabilidad presupuestaria y el crecimiento de aquellos países cuya economía
está fuertemente ligada a sus exportaciones de hidrocarburos. Se trata en especial de Argelia, Venezuela, Ecuador e
Iraq, que dependen de un precio de entre 115 y 120 dólares por barril para que
sus economías funcionen óptimamente.
Esta situación se ha hecho evidente, hace pocos días,
cuando el presidente argelino Abdelaziz Buteflika a admitir que “Argelia atravesará grandes dificultades por
las graves perturbaciones que padece el mercado internacional de
hidrocarburos.”
En consecuencia, Argel con menores recursos
financieros deberá reprogramar sus prioridades y reducir sus gastos. Con menos
dinero disponible, Buteflika deberá decidir cuantos fondos asignará a apoyar
las actividades del Polisario y a mantener una estéril carrera armamentista en
el Magreb y cuántos recursos destinará a cubrir las legítimas necesidades del
pueblo argelino.
VENEZUELA TAMBIÉN EN PROBLEMAS
Lo mismo le ocurrirá al presidente venezolano Nicolás
Maduro, que deberá dedicar todos sus esfuerzos a evitar que Venezuela entre el
default y a encontrar los recursos financieros necesarios para importar los
productos de primera necesidad –en especial alimentos y medicinas- de los que hoy carece el pueblo venezolano.
El Banco Central de Venezuela confirmó hace unos días que
el PBI del país se contrajo en un 2,3%, al mismo tiempo la inflación es la más
alta del continente -63,6%- y hay una acuciante escasez de uno de cada cuatro
productos básicos.
Las exportaciones de Venezuela se componen en un 96%
de hidrocarburos, pero el precio del crudo venezolano es de solo 46,77 dólares
por barril.
Enfrentado a una crítica situación económica, el
gobierno de Caracas difícilmente encuentre el tiempo y las energías necesarias
para seguir auspiciando los viajes y otras actividades propagandísticas de los
activistas del Polisario en América Latina, tal como ha hecho en los últimos
años.
LOS CAMBIOS EN CUBA
Además de una reducción en la ayuda que recibía de
Argelia y Venezuela, el Frente Polisario también deberá hacer frente a los
grandes cambios que se están operando en Cuba. En las últimas décadas, Cuba ha
recibido petróleo gratis de Venezuela, ahora éste último país además de la
caída en el precio del barril se ha visto obligado a importar este hidrocarburo
de Argelia y a reducir sus exportaciones a la Isla. Cuba recibe de Venezuela
unos doce mil millones de dólares al año en pago de servicios profesionales
–como el programa denominado “Misión
Barrio Adentro”- y exportaciones de petróleo en el marco de la alianza
energética Petrocaribe.
La reducción del apoyo económico venezolano ha
contribuido a que Raúl Castro haya arribado a un entendimiento sin precedentes
con los Estados Unidos terminando con cincuenta años de rivalidades y
enfrentamientos.
Ahora bien, para mantener sus buenas relaciones con
Washington, el gobierno cubano deberá revisar su sistema de alianzas
internacionales. Aunque posiblemente los cambios sean sutiles y graduales,
Castro dejará paulatinamente de invertir recursos para patrocinar a diversos
movimientos insurreccionales que durante años han sido sus clientes y aliados
en los más diversos escenarios del Tercer Mundo.
Entre estos movimientos apoyados por Cuba se encuentra
el Frente Polisario. Los separatistas polisarios han recibido armamento,
entrenamiento militar y “becas
educativas”, además de apoyo político y diplomáticos de los cubanos. Los
dirigentes del Polisario se enfrentan actualmente con la posibilidad de que el reciente
viraje de la política exterior cubana los deje sin este apoyo.
Actualmente, Raúl Castro está más interesado en que
Cuba sea vista en el mundo como un país estable y confiable en transición hacia
una economía de mercado, para atraer las inversiones extranjeras que tanto
necesita su estancada economía, que en continuar siendo un centro promotor de “revoluciones socialistas” y añejas
utopías separatistas.
MARRUECOS EN UN BUEN MOMENTO
Mientras el Frente Polisario se ve sometido a una
reducción de sus apoyos internacionales, Marruecos, por el contrario, ve
reforzada su posición internacional. Marruecos, que a diferencia de Argelia no
tiene una economía dependiente de sus exportaciones de combustibles fósiles,
como importador de petróleo se ve favorecido por la baja en el precio del
barril de Brent.
El rey Mohamed VI ha llevado a cabo una política especialmente
orientada hacia sus vecinos del Sur de África que ha consolidado su liderazgo
regional. Pero, al mismo tiempo ha sabido cultivar una buena relación con la
Unión Europea y, en particular, con España.
Europa valora especialmente la cooperación que Marruecos
ha bridado en el control de la inmigración subsahariana y de las actividades de
los grupos fundamentalistas islámicos, entre otros factores.
En tanto que las relaciones entre Rabat y Madrid
atraviesan por un período de singular armonía, alimentado especialmente por la
fluida relación personal entre Mohamed VI y Felipe VI. España ha incrementado
sus inversiones en el país del Magreb y ambos estados han arribado a
equitativos acuerdos en materia de explotación pesquera.
Las buenas relaciones entre Marruecos y España no
favorecen a los intereses del Polisario que también depende de la abultada
ayuda humanitaria que recibe de diversos municipios y ONG’s españolas y que
será aún más vital si se reducen los fondos que los separatistas reciben de
otras fuentes.
Por otra parte, en la Península ha disminuido
considerablemente la simpatía que antes despertaba la causa separatista. Los
españoles enfrentados a sus propios problemas de separatismo, en Cataluña y en
el País Vasco, han perdido el romanticismo con que veían a los polisarios.
UN BUEN MOMENTO PARA EL REALISMO
Este complejo panorama internacional, que seguramente
se agravará en los próximos años, puede servir de base a los dirigentes del
Frente Polisario para que realicen un acto de realismo similar al que llevó a
cabo Cuba.
Es el momento oportuno para terminar con cuatro
décadas de un conflicto artificial que solo ha beneficiado a Argelia y a un conjunto
de autodesignados dirigentes al precio de miles de víctimas confinadas en un
estéril desierto de piedra.
En este sentido la Iniciativa Marroquí para la
Negociación de un Estatuto de Autonomía en la Región del Sáhara establece las
bases correctas para arribar a un acuerdo realista que contemple los intereses
de todas las partes involucradas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario