sábado, 22 de noviembre de 2014

Argentina en tiempos de un triste y solitario final


UNA DE SORIANO

En 1973, un año muy particular en que la Argentina tuvo a cuatro presidentes y Perón fue poder y gobierno después de un largo exilio, el genial Osvaldo Soriano publicó en Bruguera su primera novela: “Triste, solitario y final”.

La obra de Soriano está dedicada a la decadencia considerada como una parte esencial de la existencia humana. Todos sus personajes, el detective Philip Marlowe, el actor Stan Laurel e incluso el propio Soriano devenido en personaje, son figuras en decadencia.

Es difícil saber si la presidente Cristina Fernández ha leído a Osvaldo Soriano, a decir verdad es difícil conocer qué ha leído Cristina, incluso saber si la lectura es uno de sus pasatiempos preferidos –además de las tardes dominicales de cine, claro está-. Si no lo ha leído siempre está a tiempo de hacerlo.

No sólo porque Osvaldo Soriano fue uno de nuestros más lúcidos escritores, que debió exilarse por aquellos mismos años en que ella y Néstor hacían buenos negocios con la 1.050 en Santa Cruz, sino porque tenía dos grandes virtudes: era fanático de San Lorenzo y un gran amante de los gatos. Como todos saben nadie que quiera a los gatos puede ser una mala persona…

En especial debería leer la segunda novela de Soriano: “No habrá más penas ni olvidos” (1978). Y como prefiere el cine a la lectura, a lo mejor podría ver la versión cinematográfica que hizo Héctor Olivera de esta novela.

Quizá podría aprovechar la ocasión y compartir la película con Máximo, Axel y algunos de “los pibes para la liberación”. Posiblemente, entre todos, a modo de “cine debate”,  encuentran algunas ideas para enriquecer la fábula del “relato”.

LA INEXORABLE DECADENCIA

Mientras organiza la reunión, debería reflexionar un poco sobre la decadencia. Digo, porque su gobierno y aún su vida personal parecen haber entrado en un proceso irreversible de franca decadencia. No sólo debido a la proximidad de la conclusión de su mandato presidencial, sino porque al parecer este final será más triste que feliz.

Al mismo tiempo, en los últimos años su salud no deja de darle sobresaltos. Una extraña mezcla de diagnósticos errados, insólitos accidentes, mala praxis médica, síndrome de Hubris y los frecuentes altibajos de su bipolaridad crónica han obligado a la presidente a frecuentes internaciones, ocultamientos y largas e inexplicables ausencias. Cualquier estudiante de psicología pensaría que Cristina Fernández está somatizando. Claro que en este caso de trataría de un estudiante “facho y desestabilizador”.

En realidad, Cristina Fernández tiene muchos motivos para la depresión. Axel Kicillof es un genio de las finanzas solo que el mundo financiero, internacional y nacional, no lo quiere. Debe ser porque no usa corbata y aparece en las fotos con los dedos en “V”. Por eso la inflación es imparable, el PBI baja constantemente, la recesión no cede y para colmo los “burócratas sindicales” insisten con sus desestabilizadores reclamos de aumentos salariales.

Algo similar ocurre con Máximo. El pibe ha heredado la capacidad política de Néstor, sólo que los fachos del PJ lo ningunean y lo mandan a jugar con “la Play”. Para colmo está ese ambicioso de Daniel Scioli y otros gobernadores, ministros y senadores que también se prueban la banda presidencial, todo esto contando con sus votos. Pero se olvidan que los pocos votos que le quedan son de ella y de nadie más.

Cristina, como Perón, no regala ni presta sus votos porque no piensa tener otro heredero que el pueblo mismo. Después de ella vendrá el Diluvio o Macri que para el kirchnerismo es lo mismo.

Mientras tanto los “fondos buitres” asechan, el imperialista hegemónico de Obama no sólo se niega a ponerle orden a Griesa, como Cristina hace con el bueno de Oyarbide, sino que se saca los auriculares cuando ella habla. ¡Qué insolente!

Además, los periodistas golpistas de Longobardi, Lanatta y Leuco, se niegan a aceptar el “relato” e insisten en inventar malas noticias todos los días. Menos mal que Víctor Hugo y “6,7 y 8” le dicen al pueblo la verdad…

Acosada por el clima de desánimo y derrota, la presidente se ha visto obligada a gastar la mayor parte de su capital político en defender al impresentable de Amado Boudou que no lo agradece y hasta anda siempre mascullando amenazas, el muy ingrato.

Para colmo de males, los desestabilizadores de la justicia ahora se la han creído y la “acosan permanentemente” con “denuncias falsas” y hasta están husmeando en las cuentas de Hotesur y molestando a amigos como Lázaro y Cristóbal, siempre ocupados en hacer buenos negocios. Puro “golpismo activo”.

FINAL SIN REPECHAJE

En síntesis, a todas y a todos nos llega la decadencia como algo natural e inevitable. Nada es para siempre, ni siquiera el kirchnerismo. En algún momento se realiza el balance final y debemos afrontar las consecuencias de nuestros actos.

Cuanto más pronto acepte este hecho, Cristina Fernández podrá ser más feliz y recuperar su salud. Tan sólo es necesario que realice un acto de realismo, que abandone las fantasías de volver en el 2019 o de seguir manteniendo algún poder después del 10 de diciembre de 2015, para no sufrir amargar decepciones después.

Usted qué piensa…???

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