CONSTRUCTOR DE PUENTES ENTRE OCCIDENTE Y ÁFRICA
Entre el 26 y 29 de mayo
pasados, se llevó a cabo la primera visita de la Alta Comisionada de las
Naciones Unidas para los derechos humanos, Navanethem Pillay, a Marruecos, que
ha dejado un importante saldo positivo para la imagen internacional de este
importante país del Magreb. A punto tal que, al término de su visita, Pillay no
dudó en calificar al reino magrebí como un “socio
tradicional” en materia de derechos humanos y un “importante constructor de puentes entre Occidente, África y los países
árabes.”
Navanethem Pillay, es de
nacionalidad sudafricana, fue una prestigiosa jurista que durante años combatió
las políticas del apartheid y las violaciones a los derechos humanos en su
país. En 1995, al terminar el apartheid, fue designada jueza del Tribunal
Superior de Sudáfrica cargo que desempeñó durante unos pocos meses debido a que
casi inmediatamente se la eligió como magistrada del Tribunal Penal
Internacional para Ruanda, cargo que desempeñó durante ocho años (1999 – 2003),
los últimos cuatro de ellos como presidenta. Entre 2003 y 2008 fue jueza de la
Corte Penal Internacional de La Haya. Desde el 1º de septiembre de 2008, se
desempeña como Alta Comisionada un cargo que ha sido renovado periódicamente
cada dos años hasta la actualidad.
Invitada a visitar Marruecos
por el rey Mohammed VI, la Dra. Pillay se reunió, con total libertad, tanto con
autoridades marroquíes como con sectores independientes, de la oposición y de
diversas ONG.
La visita de la Alta
Comisionada se inscribe en el marco de los compromisos que Marruecos ha asumido
a nivel internacional como parte de su construcción de una sociedad más
democrática y en la promoción de los derechos humanos.
Como miembro fundador del Consejo de Derechos Humanos, Marruecos
ha trabajado constantemente para fortalecer el espíritu de cooperación y
diálogo en favor de la protección de los derechos humanos. El país magrebí fue
el iniciador junto a Argentina de dos resoluciones vinculadas a esta
problemática: la resolución que establece el “Procedimiento Especial Sobre la Promoción de la Verdad, Justicia,
Reparación y Garantías de no Repetición” y la resolución “Sobre Desapariciones Forzadas o Involuntarias
de Personas”.
Marruecos también ha
iniciado un proceso de aceptación gradual de los convenios del Consejo de
Europa para la protección de los derechos fundamentales abiertos a la
participación de países no miembros del Consejo.
La política llevada a cabo
por Marruecos en materia de derechos humanos también involucra a sus vecinos
africanos y árabes al contribuir a la creación y consolidación de instrumentos
legislativos e institucionales sobre esta cuestión, en especial a través del
plan árabe para la protección de la cultura de los derechos humanos, de 2010, y
la asistencia técnica brindada a los países africanos en relación con el
derecho al desarrollo.
REUNIONES
Y CONTACTOS
Entre los representantes
gubernamentales, además del rey Mohammed VI, Pillay se reunió en diversas
oportunidades con el ministro de Relaciones Exteriores, Salahedín Mezuar,
varios ministros, el presidente del Consejo Económico, Social y Mediambiental
(CESE), Nizar Baraka, el presidente de la Cámara de Representantes, Rachid Talbi
Alami y el presidente de la Cámara de Consejeros, Mohammed Cheikh Biadillah,
entre otros funcionarios.
POSITIVA
EVALUACIÓN FINAL
En la conferencia de prensa
que marcó el final de su visita a Marruecos, la Dra. Pillay destacó entre otros
las siguientes conclusiones:
En principio señaló, que
Marruecos vive una importante transición en materia de derechos humanos,
especialmente, porque su Constitución y sus leyes (al igual que en Argentina)
dan primacía a los tratados internacionales por sobre la legislación nacional
en este campo. Además, el nuevo texto constitucional, aprobado por referéndum
en 2011, garantizó la irreversibilidad de los avances y compromisos asumidos
por el país a nivel internacional. Mientras que instituciones como “El Consejo Nacional de Derechos Humanos”
y “El Wassit – Defensor del Pueblo”
son fundamentales de este proceso.
“Mi
equipo ha sido testigo de proyectos de desarrollo y enormes inversiones
realizados por el Estado en los ámbitos económicos, social y cultural en el
Sáhara”, destacó la Dra. Pillay, agregando que el modelo de
desarrollo en las provincias saharauis, implementado por el CESE en las
provincias saharauis, implica la participación de la población local. Concluyó
felicitando al Consejo Económico, Social y Medioambiental por su trabajo al
decir: “Veo que hubo una concertación
amplia y una gran transparencia.”
En cuanto al derecho a
manifestar, la Dra. Pillay expresó su “conformidad”
por el hecho de que en Marruecos se pueda organizar protestas pacíficas
añadiendo haber propuesto, durante sus discusiones con las autoridades
marroquíes, la organización de sesiones de sensibilización, para los agentes
encargados de la aplicación de la ley, a los efectos de que comprendan “que su primera responsabilidad consiste en
la protección de la ciudadanía.”
Según subrayó, la Alta
Comisionada, los responsables marroquíes, con quienes se reunió le aseguraron
que “la tortura no es un política del
Estado y que se necesitará tiempo para erradicar las malas prácticas”, sin
embargo propusieron medidas para controlarla, como la instalación de cámaras de
video vigilancia en las dependencias policiales y la capacitación de los
miembros de las fuerzas de seguridad en la protección de los derechos humanos.
Pillay destacó la existencia
de “una voluntad política desde la cima
del poder para proseguir los esfuerzos destinados establecer bases firmes y
sólidas para la vigencia plena de los derechos humanos en la sociedad
marroquí”. Y destacó la necesidad de “engendrar una cultura de respeto a los
derechos humanos en todas las instituciones del Estado”.
Finalmente, la Dra. Pillay,
consideró, como un modelo en la región, a la iniciativa marroquí destinada a
dar un trato humanitario y a solucionar la situación de los inmigrantes
subsaharianos que ilegalmente ingresan a su territorio.
EN
PERSPECTIVA
La presencia en Marruecos de
las más altas autoridades de Naciones Unidas en materia de derechos humanos
demuestra la importancia que las autoridades de este país conceden a esta
problemática. Especialmente, en una región donde otros gobiernos emplean gases
tóxicos para reprimir las disidencias que surgen en su población o aplican
indiscriminadamente la pena de muerte para hechos violentos de naturaleza
política.
La visita de la Alta
Comisionada y su positiva valoración del respeto a los derechos humanos en
Marruecos fortalece el liderazgo que este país ejerce en una región
convulsionada por guerras civiles, recurrentes protestas violentas y problemas
de gobernabilidad. En ese marco, la estabilidad política y los avances
institucionales que puede exhibir actualmente Marruecos son un alentador
ejemplo para el resto de los países del Norte de África.
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