CHINA
POTENCIA
Mientras el mundo se
encuentra preocupado por las tensiones separatistas en Ucrania y la guerra
civil en Siria e Irak, China Popular aprovecha la oportunidad para hacer valer
su condición de potencia sobre su área defensiva del mar de China a riesgo de
incrementar las tensiones y generar una carrera armamentista en el Asia
Oriental.
La proyección del poderío de
China sobre la región Asia – Pacífico era una consecuencia previsible del
crecimiento económico y político que esta Nación ha tenido en las últimas
décadas. China es el primer consumidor mundial de materias primas y debe
asegurarse el acceso a los abastecimientos claves –petróleo y gas- que
garanticen, no solo el normal funcionamiento sino también, la expansión de su
economía. Veamos en consecuencia algunos hechos que describen el estado actual de
este conflicto.
EL
ESCENARIO GEOGRÁFICO
El mar de China suele
dividirse en dos regiones perfectamente diferenciadas separadas por la isla de
Taiwan. La parte norte se denomina “mar
de China Oriental” y la parte sur “mar
de China Meridional”.
El mar de China Oriental es una parte de océano Pacífico rodeada por
China, Japón, Corea del Sur y Taiwan. Su superficie es de unos 752.000 km² (a
veces se mencionan 1.200.000 km², pero se considera incluido el mar Amarillo)
Su parte septentrional, entre China y la península de Corea, se conoce como “Mar Amarillo”.
El mar de China Oriental está limitado al Este por las islas japonesas
de Kyüsuhü y el archipiélago de las islas Ryuku; al Sur, por las islas de
Taiwan; al Oeste por la China continental y al Norte por el mar Amarillo. Está
conectado con el mar de China Meridional por el estrecho de Taiwan y con el mar
de Japón por el estrecho de Corea. Las riberas de este mar pertenecen,
siguiendo las agujas del reloj desde el Norte, a Corea del Sur, Japón, Taiwan y
China continental.
El mar de China Meridional es un mar marginal, parte del océano
Pacífico, que comprende el área limitada por la costa oriental asiática, desde
Singapur al estrecho de Taiwan, las islas de Borneo y el archipiélago de las
Filipinas. Abarca aproximadamente
3.500.000 km², por lo cual es un millón de kilómetros cuadrados mayor que el
mar Mediterráneo.
La Organización Hidrográfica
Internacional define el mar de China Meridional, extendiéndose según una
dirección SO – NE. Su límite Sur es del paralelo 3° S entre la isla de Sumatra
y Kalimantan (estrecho de Karimata); su límite norte es el estrecho de Taiwan
(entre la punta norte de la isla de Taiwan a la costa de la provincia china de
Fujian). El golfo de Tailandia bordea el mar de la China Meridional hacia el
Oeste.
Dos archipiélagos en mar de
la China Meridional, tal como veremos en detalle posteriormente, las islas
Paracelso y las islas Spratly, están sujetos a una disputa territorial entre los
países de China, Taiwan, Filipinas, Malasia, Brunéi, Indonesia y Vietnam. Hay más
de doscientas islas y arrecifes identificadas en este mar, de las cuales 104
pertenecen a las islas Spratly, archipiélagos cuya ZEE comprende 729.000 km².
La mayor de estas islas es la isla Taiping o Itu Aba, que tiene 1,5 km de
largo.
Este mar es esencial para la
economía de Asia. Una tercera parte de los buques del mundo navegan por sus
aguas, además se estima que enormes reservas de petróleo y gas yacen bajo su
lecho y con certeza existen importantes recursos ictícolas en sus aguas. En
consecuencia, los estados que lo bordean disputan tanto por los derechos sobre
estos recursos como sobre el valor geopolítico de la región.
LA
CUESTION DE LAS ISLAS SENKAKU
El archipiélago de las islas
Senkaku para Japón y Diaoyutai para China, está conformado por ocho islas y
peñascos bajo control japonés que son reivindicados por la República de Taiwan
(Taiwán) y por la República Popular de China. En los medios de comunicación
internacionales, estas islas son también llamadas Diaoyu o Pinnacle (en
inglés).
El archipiélago, como hemos
señalado, posee valor estratégico para los países de la región, está formado
por cinco islas diminutas y tres peñascos: la isla Uotsuri-jima es la más
grande con 4,3 km²de superficie; Kuba-jima de 1,8 km²se sitúa al nordeste de la
anterior. Taisho-jima de 0,0609 km²está muy al Este; Kita-kojima de 0,31 km²y
Minami-kojima de 0,40 km² y los peñascos Oki-no-kita-iwa; Oki-mo-Minami-iwa y
Tobise.
Las islas Senkaku están ubicadas
en el borde de la plataforma continental de Asia en el mar de China Oriental, y
están separadas de las islas Ryukyu por la depresión de Okinawa. La isla más
grande del grupo, Uotsuri-jumi, está esencialmente constituida por gres y
rodeada de un arrecife de coral. Siete pequeñas fuentes y arroyos constituyen
la red hidrográfica. La disponibilidad en agua dulce no sería suficiente para
una población importante.
El primer registro sobre la
posesión de éstas islas se remonta a los tiempos de la dinastía Ming (siglos
XIV a XVII), en libros como “El viaje con
viento en popa” o “Viaje a Lew Chew”,
los chinos denominaban a estas islas Diaoyutai.
Japón después de abolir y
anexionar el reino de Ryukyu (actualmente prefectura de Okinawa) en 1879,
aceleró su influencia sobre los territorios colindantes, de hecho, después de
la victoria sobre China en la primera guerra sino-japonesa (1894-1895) tomó
posesión de las islas de Taiwán, Pescadores y la península de Liaodong con Port
Arthur, por el tratado de Shimonoseki, y al mismo tiempo ocupó las islas
Senkaku manteniendo la administración de las mismas hasta 1940.
En términos de derecho
internacional las islas eran consideradas “res
nullius” porque nunca tuvieron una población estable; aunque nominalmente
estaban bajo soberanía china, eran visitadas frecuentemente por pescadores
japoneses que comerciaban con guano y plumas de albatros desde 1893.
En 1896, al adquirir la
soberanía sobre el archipiélago, el gobierno de Japón cedió la propiedad de las
islas al industrial Tatsushiro Koga, que desarrolló allí una empresa de pesca
de bonitos y de tratamiento de plumas de albatros. La sociedad comercial quebró
hacia 1940 y las islas nuevamente quedaron desiertas. Pero la propiedad de las
tierras se mantuvo en poder de la familia Koga.
Después del final de la
Segunda Guerra Mundial, las islas pasaron
a ser controladas por los EE. UU. La marina estadounidense empleó los
islotes de Kuba-jima y Tisho-jima como zonas de entrenamiento. En aquellos años,
Taiwán fue devuelto a China, oficialmente al final de la ocupación de Japón por
los EE. UU., por medio del tratado de
San Francisco (1951), pero las islas Senkaku permanecieron bajo administración
americana hasta 1972, cuando el archipiélago de Okinawa fue reintegrado a
Japón.
En agosto de 1971, ante la posibilidad
de que existieran recursos petroleros y gasíferos en su subsuelo, las
autoridades de la República de China (Taiwán) ratificaron el Convenio sobre el
Derecho del Mar de 1958 y declararon al archipiélago de Senkaku como parte
integral de su territorio adoptando el principio de prolongamiento natural de
la plataforma continental, la reivindicación se materializó simbólicamente con
la instalación de una bandera de Taiwán en la isla Uotsuri-jima. Paralelamente,
un grupo de estudiantes nacionalistas (entre los que se encontraba Ma Ying-jeou,
elegido presidente de Taiwan en 2008) comenzaron un movimiento de
reivindicación sobre este territorio.
Al mismo tiempo, las
autoridades de la República Popular de China reclamaron el archipiélago, el 30
de diciembre de 1971, como parte constitutiva de su territorio.
En 1978, un centenar de
barcos chinos se aproximan a la isla de Uotsuri. En respuesta un grupo
nacionalista japonés, Nihonseinensha,
bajo protesta de China y Taiwán, construyó un faro en Uotsuri-jima, que, en
2005, pasó a ser controlado por el gobierno japonés.
En 1997, China y Japón arribaron
a un acuerdo para la explotación de una zona de pesca distante cincuenta millas
del archipiélago. En 2008, alcanzaron otro acuerdo sobre la explotación común
de posibles campos de gas y de petróleo en la zona llamada “Chunxiao” en China y “Shirakaba”
en Japón, sin llegar a ponerlo en práctica.
A lo largo de los años se
repitieron, cada vez con mayor frecuencia, los incidentes que involucraban a
barcos chinos, taiwaneses y japoneses en las aguas alrededor del archipiélago.
El
10 de junio
de 2008, un barco de pesca taiwanés y una nave de la guardia costera de Japón
colisionaron. El barco taiwanés se hundió una hora más tarde: los dieciséis tripulantes fueron socorridos por el barco de
patrulla. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Taiwán llamó a consulta en
Taipéi a su representante en Tokio, y exigió la presentación de excusas y una
compensación por parte de Japón. Algunos días más tarde, un barco de
nacionalistas escoltado por nueve patrulleros militares de Taiwán giraron
alrededor de Uotsuri-jima, antes de regresar a Taiwán; Japón llamó entonces a "administrar esta cuestión con
calma". En diciembre de 2008, Japón denunció la presencia, en la zona
en disputa, de dos barcos guardacostas chinos.
El 7 de septiembre de 2010, un
barco pesquero chino embistió a dos barcos patrulla japoneses en aguas en
disputa cerca de las islas. La colisión se produjo después de que la Guardia
Costera japonesa ordenara al pesquero detener sus actividades. Después de las
colisiones, los marineros japoneses abordaron el buque chino y detuvieron al
capitán Zhan Qixiong. China convocó hasta cuatro veces a consultas al embajador
nipón en Beijíng para transmitirle la "ilegalidad"
de esos actos en el territorio chino, e incluso congeló las relaciones a nivel
de ministros con Japón. El 24 de septiembre de 2010,
Japón, ante las presiones de China, decidió poner en libertad sin formular cargos
al capitán del barco pesquero chino involucrado en el incidente. El 25 de
septiembre, el gobierno chino reclamó a su homólogo japonés una disculpa
diplomática por el incidente y el pago de una compensación económica por la detención de Zhan Qixiong, pero Japón rechazó
la demanda. El 16 de octubre del mismo año, unos tres mil manifestantes japoneses protestaron por el
incidente ante la embajada china en Tokio. En los días sucesivos la
representación china en Tokio recibió cartas amenazantes anónimas. Los días 16
y 17 de octubre, en Chengdu, Xi'an, Hangzhou, Zhengzhou y algunas ciudades más,
unos 30.000 ciudadanos chinos se manifestaron contra Japón y hubo casos de
vandalismo contra centros comerciales y restaurantes japoneses. El sentimiento
antinipón de los chinos hacía presagiar un retorno a las tensiones de 2004,
cuando las relaciones entre ambos países estaban muy deterioradas. No obstante,
el gobierno chino calmó las aguas desautorizando las manifestaciones.
El 29 de junio de 2011, barcos
patrulleros japoneses acompañados por un helicóptero rechazaron a un barco de
pesca de Taiwán, el Da Fa 268, con seis pescadores a bordo, localizado, al
parecer, a treinta millas náuticas del archipiélago.
El 4 de julio, China protestó
contra la presencia de barcos de pesca japoneses cerca de las islas. El 24 de
agosto, dos barcos de pesca chinos penetraron en la zona territorial japonesa
por primera vez desde el incidente de septiembre de 2010, provocando una
protesta oficial japonesa.
El 3 de enero de 2012, cuatro
japoneses, entre los que había dos concejales de la ciudad de Ishigaki, Hitoshi
Nakama y Tadashi Nakamine, fueron a las islas, particularmente a Uotsuri-jima,
sin el permiso del gobierno nipón. El 16 de marzo, un buque chino penetró las
aguas jurisdiccionales japonesas a pesar de las alertas repetidas por los
guardacostas, lo que llegó a provocar una reacción oficial del primer ministro
japonés Yoshihiko
Noda.
El 5 de julio, un barco de pesca
taiwanés, escoltado por buques de patrulla, transportó a un grupo de activistas hasta las aguas
del archipiélago, llegaron a 1,5 km de Uotsuri-jima, reivindicando las
islas como territorio taiwanés. Se produjo un choque con los guardacostas
japoneses, sin daños mayores. El 11 de julio, tres patrulleros chinos penetraron
las aguas jurisdiccionales que rodean las islas.
El 15 de agosto, día
aniversario de Gyokuon-hoso que marca
la capitulación de Japón en 1945, catorce chinos miembros de un "comité de acción para la defensa de las
islas Diaoyutai", embarcaron en Hong Kong y arribaron a Uotsuri-jima con el fin de plantar la bandera china y
protestar contra el proyecto de unos parlamentarios japoneses de visitar estos
islotes. Fueron detenidos por la policía japonesa después de haber izado la
bandera y expulsados de Japón a los pocos días.
El 19 de agosto, una decena de
militantes nacionalistas japoneses desembarcaron durante algunas horas en
Uotsuri-jima para plantar allí la bandera japonesa y reivindicar que este
territorio como japonés. Los guardacostas japoneses que vigilaban la flotilla
de una veintena de barcos desde su llegada (Tokio había prohibido desembarcar)
no procedieron a ninguna detención, particularmente a causa de la presencia de funcionarios
gubernamentales en el contingente. La flotilla, con sus 150 pasajeros, regresó a
la isla Ishigaki, al extremo
meridional de Japón, de donde había partido. China reclamó a Japón "acabar inmediatamente toda acción que
atenta contra su soberanía territorial" y Taiwán acusó al Japón de "ocupar socarronamente" el
archipiélago. El incidente provocó nuevas manifestaciones antijaponesas, por lo
menos en seis ciudades chinas: Guangzhou, Shenzhen, Hangzhou, Qingdao, Shenyang y Harbin.
En septiembre de 2012, el
gobierno nipón anunció la compra por el Estado de tres de las islas hasta
entonces en manos de empresarios japoneses, lo que provocó violentas
manifestaciones anti-japonesas en China y protestas diplomáticas por parte de
Taiwán, elevando la tensión entre las partes.
El 25 de septiembre de 2012, casi un centenar de embarcaciones taiwanesas acompañadas por buques patrulla, navegaron a
la altura de las islas Senkaku, con el fin de defender, frente a Japón, la
soberanía de la República de China (Taiwán) sobre estas islas así como sus derechos
de pesca en la zona. Esto generó un incidente con los guardacostas japoneses, que hicieron
uso de cañones de agua. El presidente de la República de China (Taiwán), Ma Ying-jeou, apoyó sin
reserva a los activistas de su país. Japón oficialmente elevó una nueva protesta
al gobierno taiwanés.
El 23 de noviembre de 2013, el
gobierno chino anunció la creación de una “Zona
de Identificación de Defensa Aérea” (ZIDA) en el área del conflicto que
incluyó dentro de su perímetro a las reservas de gas de Chunxiao y las islas
Senkaku, además de las aguas costeras de la isla Jeju que Corea del Sur reclama
como suya, entre otras. El ministerio de Defensa chino indicó que las aeronaves
que crucen esta zona deben obedecer sus reglas o enfrentar “medidas defensivas de emergencia”. Precisó que las aeronaves al
ingresar en el área deben informar su plan de vuelo y “mantener comunicaciones de radio de dos vías”.
Japón por su parte, indicó que
“nunca aceptará” la zona establecida
por China y que la decisión “puede
escalar las actuales tensiones”. China señaló entonces que cualquier
intento de Japón de derribar sus aeronaves constituirá “un acto de guerra”.
Tras una reunión celebrada el
4 de diciembre de 2014, en Beijing, entre el presidente chino, Xi Jinping, y el
vicepresidente estadounidense, Joe Biden, EE. UU. declaró que no reconocía la
legitimidad de la ZIDA, pero sí recomendó temporalmente a sus compañías de
aviación comercial que facilitaran a las autoridades chinas la información
requerida sobre los planes de vuelo de los aviones que sobrevuelen la zona.
Esto implica un reconocimiento implícito de dicha zona de identificación aérea.
El 12 de junio último se
produjeron nuevos incidentes entre aviones militares chinos y japoneses en la
zona en disputa que a su vez originaron sendas reclamaciones diplomáticas que
mantuvieron latente el clima de tensión en la zona.
CONFLICTOS
EN EL MAR MERIDIONAL
Las relaciones entre China y Vietnam
siempre fueron complejas. En el plano territorial la disputa se centra en los
reclamos cruzados sobre las islas Paracelso (denominadas por los vietnamitas
Hoang Sa y por los chinos Xisha) y las islas Spratly (para los vietnamitas
Truong Sa y para los chinos Nánsha)
La cuestión
de las islas Paracelso
Se trata de un grupo de islas
y arrecifes en el mar de China Meridional, aproximadamente a un tercio de
distancia entre el Vietnam central y el norte de Filipinas. Estas islas y sus
aguas tienen grandes recursos ictícolas y potenciales reservas de petróleo y
gas.
Al parecer, en el siglo XVI,
navegantes portugueses bautizaron el archipiélago como “Ilhas do Pracel” (en castellano: placer). Los mapas chinos de
navegación registraban el archipiélago desde los tiempos de la dinastía Qing al
igual que los mapas vietnamitas de la dinastía Nguyen.
La Indochina Francesa, anexionó a su territorio las islas en 1932,
pero su presencia permanente se redujo a la instalación de una estación
meteorológica en la Isla Pattle. En 1939, Japón invadió y ocupó las islas. Al
final de la Segunda Guerra Mundial, en 1946, los aliados cedieron las islas a
la República China.
En 1951, durante la
Conferencia de San Francisco se firmó el tratado de paz con el Japón. En esa
oportunidad no se estableció formalmente que país tenía la soberanía sobre las
islas. Pero, en esa oportunidad la representación vietnamita declaró que tanto
las Islas Paracelso como las Islas Spratly eran territorio vietnamita. Ninguna
de las 51 naciones presentes en la conferencia formuló declaraciones en contrario.
Durante las décadas siguientes,
las relaciones chino – vietnamitas se vieron afectadas por la creciente
rivalidad entre la URSS y China Popular debido a que Vietnam del Norte era un
satélite de los soviéticos.
El 19 de enero de 1974, tropas
chinas invadieron las Islas Paracelso, derrotando a la guarnición vietnamita y
tomando posesión del archipiélago. En la isla Woody instaló una pequeña
guarnición para desarrollar tareas de vigilancia marítma, dotada de un radas y
una pista de aterrizaje.
En 1978, Vietnam atacó a la
República Democrática de Kampuchea (Camboya) país aliado de Beijíng. En
respuesta a esta agresión fuerzas chinas cruzaron la frontera e invadieron
territorio vietnamita. Después de un mes de duros combates, en que las fuerzas
chinas no lograron grandes avances y sufrieron más de veinte mil bajas, China
Popular retiró sus tropas de Vietnam.
La República Popular China las
considera parte de su provincia de Haiman, mientras que la República Socialista
de Vietnam y la República de China (Taiwán) reclaman su soberanía sobre este
archipiélago.
La cuestión
de las Islas Spratly
Se trata de un archipiélago
del mar de China Meridional, localizado entre las Filipinas y Vietnam, que
consiste en un grupo de poco más de cien arrecifes e islotes.
El archipiélago se extiende
sobre un área de casi 410.000 km², ubicada en el centro del mar de China
Meridional, aunque en realidad solo tiene una superficie de tierra inferior a
los cinco kilómetros cuadrados. Entre las islas de mayores dimensiones se pueden
citar a Itu Aba (0,46 km²); Thitu (0,37 km²), West York (0,18), Isla Spratly
(0,13 km²) y Northeast Cay (0,12 km²). Como puede apreciarse la mayoría de los
islotes y arrecifes tienen una dimensión inferior a una hectárea (es decir, una
manzana).
Esa escasa superficie implica
sin embargo la existencia de 926 kilómetros de costa, tiene un clima tropical y
el terreno es completamente plano (el punto más alto es un promontorio sin
nombre en Southwet Cay de cuatro metros de elevación). El principal peligro en
las islas son los tifones que pueden arrasar los terrenos planos del
archipiélago; y también son una amenaza para la navegación marítima debido a la
gran cantidad de arrecifes de coral.
Estas islas son conocidas por
ser un territorio en disputa entre varios países. La República Popular China,
la República de China (Taiwán) y la República Socialista de Vietnam reclaman la
totalidad del archipiélago, mientras que Malasia y Filipinas reclaman algunas
de las islas. Estas cinco naciones han ocupado militarme diversas islas como
testimonio de su soberanía en la zona. Brunéi también ha ocupado algunos
arrecifes del sur del archipiélago, pero no ha hecho una reclamación formal de
ellos.
El archipiélago no alberga
población autóctona, los residentes actuales (unos pocos centenares de
personas) provienen de los países que reclaman soberanía y en muchos casos se
trata de guarniciones militares.
La República Popular China
reclama, tal como hemos dicho, la totalidad de las islas como parte de su
territorio, con el nombre de Nánshä. Fundamenta su reclamo en antiquísimos
antecedentes de posesión. Sucesivas expediciones navales ocuparon las islas
durante la dinastía Han (siglo II d. C.) y más tarde durante la dinastía Ming
(siglo XIV a XVII) se establecieron pescadores y comerciantes chinos sujetos a
la administración imperial. Durante la dinastía Qing, en el siglo XIX, y en el
período de la República de China, en las primeras décadas del siglo XX, este
país insistió en sus reclamos sobre los archipiélagos de las Paracelso y
Spratly. En un mapa elaborado por el gobierno chino, en 1947, se englobaba al
archipiélago de las Spratly con nueve líneas punteadas. Al instalarse la
República Popular de China, en 1949, asumió la misma reclamación aunque sin
efectuar, en un primer momento, ocupación alguna.
Esta situación se modificó
hacia 1988, cuando China Popular ocupó algunas islas del archipiélago e inició
la construcción de obras defensivas, incluso un pequeño puerto, una pista de
aterrizaje y una estación meteorológica en el arrecife Fiery (o Yongshu Jiao) para
reafirmar su dominio sobre ellas. En marzo de ese año se produce una pequeña
escaramuza con tropas vietnamitas en las que resultaron hundidos dos barcos
vietnamitas. En 1992, la República Popular China incluyó formalmente, a las
islas dentro de su zona económica exclusiva (ZEE).
En realidad, la República
Popular China ocupó tan sólo ocho islotes que sumados abarcan una superficie
menor a una hectárea y actualmente estaría proyectando construir otra pista más
amplia en el arrecife Johnson South (chigua Jiao).
El 2 de mayo de 2014, China
instaló en proximidades de las islas Paracelso una plataforma petrolífera,
denominada Haiyang Shiyo-98, perteneciente a la China National Offshore Oil Corporation –CNOCC-, el gigante paraestatal
de energía. Para proteger al equipo perforador los chinos desplegaron buques de
guerra y aviones. Los vietnamitas respondieron enviando a la zona 24 buques de
guerra.
Los barcos chinos formaron
tres anillos de protección en torno a la plataforma y agruparon doce unidades
para perseguir y atacar a los buques vietnamitas con cañones de agua de alta
presión, megáfonos y lámparas luminosas. Después de algunas escaramuzas que
dejaron averías en sus barcos, las fuerzas vietnamitas debieron replegarse.
Pero los incidentes entre naves chinas y vietnamitas no cesaron. Vietnam
denunció que, el 26 de mayo, el pesquero
chino Nº 11.209 hundió a su similar vietnamita Nº 90.152. Finalmente, el 1º de
junio pasado, embarcaciones de China embistieron al barco Nº 2.016
perteneciente a la Policía Marítima de Vietnam provocándole serias averías.
Durante décadas, geólogos y
compañías petroleras han debatido sobre si el lecho del mar de China Meridional
alberga depósitos comercialmente viables de petróleo y gas ahora los chinos
están dispuestos a salir de la duda y a aprovechar los recursos naturales de la
zona a despecho de los reclamos y el malestar que esa actitud despierte en los
otros países de la región e incluso de los EE. UU.
LA
ESTRATEGIA CHINA
Las recientes acciones chinas
en el Mar de China (tanto Oriental como Meridional) parecen enmarcarse en una
estrategia de confrontación y tanteo hacia los EE. UU. y las potencias
regionales rivales.
No obstante, parece difícil
que el gobierno de Beijing se arriesgue a entrar en una espiral ofensiva debido
a que las fuerzas aeronavales estadounidenses y japonesas son muy superiores a
las actuales capacidades chinas. Sus fuerzas armadas, por ejemplo, sólo
disponen de un portaviones activo, el Laoning,
aunque sus planes de construcción naval incluyen contar con dos más, de fabricación
local, en servicio para el año 2017 y quizás otros dos en los siguientes cinco
años.
A parte de los EE. UU.,
incluso la India, otro rival regional de los chinos que pronto los igualará en
población, tiene dos portaviones en servicio actualmente.
Para superar esta inferioridad
estratégica, China está incrementando sus gastos militares. Los expertos
estiman que los gastos de defensa del gigante asiático, en el 2013, son en
realidad un 20% superior a las cifras declaradas oficialmente y alcanzan un
total de 145.000 millones de dólares.
Al mismo tiempo, los chinos
realizan maniobras navales con la armada rusa y adquirieron aviones de combate
de última generación a Moscú, para balancear la influencia estadounidense en la
región. Estas maniobras han despertado la preocupación de todos los países de
la región.
Según Barry Sautman, profesor
de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, “China se muestra cada vez más firme y segura de sí misma, pero eso no
significa que sea más agresiva. Si no se reivindica constantemente la soberanía
sobre un territorio, se la pierde porque se considera que se está aceptando la
reclamación de la otra parte. Sobre las Islas Senkaku, Beijing sabe que tiene
que ser firme y que ahora tiene también la capacidad de serlo, porque
cuenta con una armada poderosa”.
LA RESPUESTA
DE JAPÓN
La creciente actividad
diplomática y militar de la República Popular China en el mar de China ha
despertado la preocupación del gobierno japonés que ha modificado la política
de defensa que mantenía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El primer ministro japonés,
Shinzo Abe, pretende instalar tres bases militares en el archipiélago de las
Senkaku y reforzar considerablemente la guarnición militar que actualmente
comprende unos 350 efectivos.
El 30 de mayo pasado, en
Singapur, durante la conferencia de seguridad asiática, el Diálogo de Shangri la[i],
el primer ministro señaló: “Japón trata
de desempeñar un papel más importante y más activo de lo que ha hecho hasta
ahora para contribuir a la paz en Asia y una mayor seguridad en el mundo.”
Pocos días antes, el Primer
Ministro había manifestado la necesidad de reformar la Constitución de Japón
para permitir el empleo de sus fuerzas armadas fuera del territorio nacional.
Desconfiando del compromiso
estadounidense en el mantenimiento del statu quo en la región Asia Pacífico, el
gobierno japonés intenta construir una alianza anti-china que podría incluir a
Filipinas, Vietnam y hasta Australia. En este contexto entregó seis grandes
buques patrulla a Vietnam y encaró la construcción de modernos submarinos en
asociación con Australia.
LA RESPUESTA
DE LOS EE. UU.
Ante la escalada de tensiones
provocada por las actitudes chinas, Washington ha decidido reforzar su
despliegue militar no sólo en Japón, sino también en Australia, Filipinas y en
las islas de Hawai y de Guam en el Pacífico. Además, el secretario de Defensa
de los EE. UU., Chuck Hagel, acusando a China de cumplir un papel desestabilizador
en la región Asia – Pacífico advirtió:
“En los últimos meses, China ha llevado a cabo acciones unilaterales de
desestabilización que reivindican sus pretensiones en el mar Meridional. Todas
las naciones de la región, incluyendo a China, tienen una opción: unirse y
volver a comprometerse con un orden estable, o mantenerse al margen del
compromiso poniendo en riesgo la paz y la seguridad que ha beneficiado a
millones de personas. EE. UU. no tiene que mirar hacia otro lado si algunas
naciones desobedecen las normas internacionales.”
CONCLUSIONES
Al hacer actos de soberanía
sobre zonas en disputa del sudeste asiático, la República Popular China
refuerza su imagen de superpotencia regional no sólo económica sino también
militar.
Al mismo tiempo China pretende
asegurarse el abastecimiento de energía –petróleo y gas- que son esenciales
para un crecimiento sostenido de su economía. Es por ello que está reforzando
sus capacidades militares para disuadir a eventuales rivales de discutir su
predominio en una región que cada vez más percibe como su “espacio vital”.
La actitud china ha originado
un clima de tensiones en la región que ha derivado en una carrera armamentista y
una redefinición de las alianzas militares cuya proyección es difícil de estimar
por el momento.
Por otra parte, la agresividad
de la política internacional china en el Pacífico favorece a los EE. UU. al hacer
a los países de la región más dependientes del apoyo americano a sus reclamos y
ante cualquier escalada en las tensiones.
[i] DIÁLOGO DE SHANGRI-LA: es un foro de seguridad intergubernamental celebrado
anualmente por un grupo de expertos independiente, organizado por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, al que asisten los ministros de Defensa y altos jefes
militares de 28 países de Asia y el Pacífico. El foro debe su nombre al Shangri La Hotel, en Singapur , donde se ha llevado a cabo desde 2002. Las delegaciones
gubernamentales han aprovechado la reunión para la celebración de reuniones
bilaterales con otras delegaciones en el marco de la conferencia. Aunque principalmente es
una reunión intergubernamental, a la cumbre también asisten legisladores,
expertos, académicos y periodistas. Los participantes incluyen a los siguientes países: Australia, Brunei, Borneo, Camboya, Canadá, Chile, Francia, Alemania, India, Indonesia, Japón, Laos, Malasia, Mongolia, Nueva Zelandia, Pakistán, la República Popular China, Filipinas, Rusia, Corea del Sur, Sri Lanka, Singapur, Suecia, Tailandia, Timor Oriental, Reino Unido, Estados Unidos y Vietnam.
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