El elemento principal de cualquier política de los Estados Unidos
hacia la Unión Soviética debe ser a largo plazo, paciente pero
firme y vigilante contención de las tendencias expansivas rusas…
George F. Kennan
LAS FUENTES DE LA CONDUCTA RUSA
En tiempos de la Guerra Fría
(1945 – 1991) los analistas de política internacional que trataban de
comprender y hasta de predecir el rumbo de la política exterior rusa recibían
la denominación de sovietólogos.
Algunos de ellos adquirieron gran celebridad e influencia como los franceses
Raymond Aron (1905 – 1983) y Hèléne Carrère d’Encausse (1929) o el polaco –
estadounidense Zbigniew Brzezinski (1928).
Pero sin lugar a dudas el más importante de todos los sovietólogos fue el
llamado “padre de la doctrina de la contención”, George F. Kennan (1904 – 2005)
quien el 22 de febrero de 1946, siendo el segundo de la Embajada de los EE. UU.
en Moscú envió un largo telegrama (5.500 palabras) al secretario de Estado
James Byrnes explicando la mejor manera de conducir las relaciones diplomáticas
con la Unión Soviética.
En julio de 1947, Kennan, empleando el seudónimo de “Mister X” desarrolló esas mismas ideas en su artículo “Las fuentes de la conducta soviética”,
publicado en la edición de julio de 1947 de la revista Foreign Affaire. La tesis central de Kennan en ambos escritos era
que la política internacional de Rusia no era producto de la ideología
bolchevique sino que respondía a la tradicional tendencia de los rusos a
sentirse amenazados.
Por mi parte, amplios estudios sobre la historia rusa, así como los años
que viví en la Federación de Rusia (1992 – 1997) mientras cumplía funciones
diplomáticas en la embajada argentina en Moscú me llevaron a conclusiones
similares. La historia rusa muestra que la política exterior de este país no se
modifica por el hecho de que sea gobernado por los zares, por dirigentes
bolcheviques o por tecnócratas postsoviéticos. La reciente crisis entre Rusia y
Ucrania no ha hecho más que confirmar esta apreciación.
Para comprender cabalmente la reciente crisis entre estos países por el
control de la península de Crimea es conveniente interpretar este hecho de un
marco más amplio.
LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA FRÍA
En primer término debemos considerar que la Guerra Fría fue ante todo una guerra como cualquier otra, aunque se
librara de una manera particular.[i]
Como todo conflicto bélico la Guerra Fría
tuvo un vencedor: los Estados Unidos y un derrotado: la Unión Soviética.
Cuando un Estado es derrotado en una guerra suele sufrir tres tipos de
consecuencias: se lo mutila territorialmente, se lo desarma para impedir que
siga constituyendo una amenaza militar y se destruye su economía para evitar
que se reponga y busque una revancha por la derrota sufrida.
Rusia sufrió estos tres castigos cuando desapareció la Unión Soviética en
diciembre de 1991. No sólo perdió su glacis defensivo y su esfera de influencia
en los países de Europa Oriental, sino que el territorio soviético se fragmentó
en quince estados independientes algunos de ellos inviables geopolíticamente. La
Federación de Rusia, que sucedió a la Unión Soviética, retrotrajo
significativamente las fronteras rusas. Así, la Rusia del siglo XXI tenía menos
territorio que el Imperio Zarista en el siglo XIX.
Algo similar ocurrió con el Ejército Soviético. Las fuerzas armadas de la
Federación de Rusia no solo habían perdido sus bases e instalaciones militares
de Alemania, Polonia y otros países de Europa Oriental, perdieron también sus
instalaciones, equipos y personal militar que quedaron en las antiguas
repúblicas soviéticas convertidas en estados independientes en muchos casos
gobernados por dirigentes desafectos a Moscú.
No sólo se desarticuló su alianza militar, el Pacto de Varsovia, sino que
algunos de sus antiguos integrantes se pasaron a la OTAN: Polonia, Hungría,
República Checa. Bulgaria, Eslovaquia, Rumania, Croacia y Albania. Incluso las
repúblicas soviéticas de Estonia, Letonia y Lituania cambiaron de bando
sumándose a sus potenciales adversarios de la OTAN que pasó a sumar veintiocho
estados miembros.
Además, el “Nuevo Orden
Internacional” inaugurado en la década de los noventa significó para Rusia
la pérdida de parte de su clientela en el Tercer Mundo. Incluso perdió las
facilidades para sus submarinos y la base de guerra electrónica de Lourdes cerca
de la Habana.
Estos cambios geopolíticos afectaron además su sistema de alerta temprana
para el caso de un ataque misilístico por sorpresa. Al tiempo que los acuerdos
de desarme suscriptos con los EE. UU. la obligaron a reducir los efectivos y
materiales de sus fuerzas armadas.
Como resultado de este proceso, el potencial ofensivo de la Federación de
Rusia es hoy muy inferior del que dispusiera la URSS en la década de 1980 cuando
Mijaíl Gorbachov se convirtió en Secretario General del PCUS y por tanto en
máximo líder soviético.
Tampoco la economía rusa alcanza actualmente los niveles de la era
soviética, que pese a su precariedad, disponía de los mercados cautivos y
abastecimientos a precios muy convenientes que le suministraba el COMECON y sus
cuasi colonias de Europa Oriental.
Cuando la URSS se disgregó muchos rusos afrontaron los duros tiempos que le
siguieron con la esperanza de que pocos años después podrían gozar de niveles
de vida similares a los de la Europa Comunitaria. Convencidos que el socialismo
soviético no funcionaba para ellos aceptaron de buen grado la costosa
transición hacia el capitalismo con la esperanza de una vida mejor. Dos décadas
más tarde esta esperanza se ha desvanecido. La prosperidad, el consumismo
occidental y la apertura hacia el mundo se a hecho realidad tan sólo para una
minoría de la población. Si bien la angustiante crisis económica de los noventa
–cuando el sistema soviético había dejado de funcionar y la economía de mercado
aún no lo había reemplazado- afortunadamente quedó atrás, también es cierto que
los niveles de vida en Rusia son muy inferiores incluso a los que disfrutaban
la mayoría de los países de Europa Oriental.
A grandes rasgos puede decirse que la economía rusa se parece a la de ciertos
países del Tercer Mundo que aunque tienen un importante desarrollo industrial
sus exportaciones más significativas son las materias primas. Mientras que
China, India, Brasil y otros países recientemente industrializados inundan los
mercados mundiales con productos elaborados, Rusia exporta fundamentalmente
petróleo, gas, minerales y maderas.
EL RESURGIR DEL EXPANSIONISMO RUSO
Actualmente, Rusia está gobernada por una clase dirigente que promediaba la
vida cuando su mundo estalló. En su inmensa mayoría se trata de antiguos
cuadros del PCUS que ocupaban el estrato inferior de la nomenklatura soviética[ii]
cuando sobrevino la disgregación de su patria y se modificaron todas las
certezas y reglas de conducta en que habían sido educados y formados.
Las circunstancias los obligaron a cambiar y adaptarse a los nuevos
tiempos. Son sobrevivientes, animales políticos muy adaptados pero que no han
modificado en lo sustancial su visión del mundo. Para ellos, Rusia es aún una
superpotencia cuya opinión en los asuntos internacionales debe ser tomada en
consideración. Vladimir Putin (1952) es el mejor exponente de esa clase
política.
Entonces, determinar hacia donde se dirige Rusia es sencillo se encuentra
encaminada a la restauración gradual de su dominio sobre los antiguos
territorios de la URSS. Sus dirigentes comprenden que no será una tarea
sencilla ni inmediata. Pero creen que, además de ser este su deber histórico,
están forzados a ello por las circunstancias.
La creciente expansión del poderío militar de los EE. UU. alimenta la
tradicional desconfianza de los líderes rusos. No sólo la distancia entre el
potencial bélico de Rusia y los EE. UU. se ha ampliado en favor de estos
últimos, sino que las tropas de la OTAN se aproximan a las fronteras rusas
tanto en Europa como en Asia alimentando la tradicional paranoia de los
ocupantes del Kremlin.
Primero la Guerra del Golfo y
luego la denominada Guerra contra el
Terror han incrementado la presencia militar americana –con bases y tropas-
en los países petroleros de Medio Oriente. En Asia, la OTAN dispone de
facilidades militares en Pakistán y Afganistán y en el Océano Índico la Séptima
Flota de los EE. UU. realiza intimidantes maniobras con su similar de
Australia.
Desde el punto de vista de los líderes rusos, ellos no están desarrollando
una política expansionista. Tan sólo están protegiendo y reforzando su
despliegue estratégico en torno de sus fronteras frente a la agresividad de
Occidente que golpea a sus puertas.
Por último, señalaremos que las antiguas repúblicas soviéticas son
consideradas por Moscú como el “extranjero
cercano” y que, para todo el pueblo ruso, Bielorrusia y Ucrania son algo
similar a lo que fueron Alsacia y Lorena para los franceses a comienzos del
siglo XX.
EL NUEVO ESCENARIO INTERNACIONAL
Esto hace predecir el comienzo de un tiempo en que el escenario
internacional vivirá nuevas tensiones. No habrá un resurgir de la Guerra Fría porque no será una confrontación
ideológica. Lo que se discutirá no será el modelo de sociedad sino la
correlación de fuerzas en el sistema internacional. Al menos por ahora, los
rusos son conscientes de su inferioridad estratégica. No obstante, es que esta
propia debilidad los lleve a tensar la cuerda, retando a Occidente con una
política de fait accompli[iii].
Pero, al menos por ahora, lo hará dentro del antiguo territorio soviético, un
escenario donde los EE. UU. difícilmente se atrevan a interferir. Es por ello
que los más preocupados debieran ser las dirigentes de las ex repúblicas
soviéticas y del antiguo Bloque Socialista, en ese orden.
A Occidente le queda poco más que hacer como no sea recurrir a sanciones
económicas y presiones diplomáticas. Pero, el Kremlin está demasiado
acostumbrado a ellas para que surtan algún efecto. Posiblemente, lo más
efectivo sería no alimentar la natural inseguridad rusa con actos de
hostilidad.
No obstante, el mundo recuerda el lamentable resultado de la “política de apaciguamiento”,
implementada en Europa entre 1938 y 1939. Es así que Occidente se siente en la obligación de
enviar alguna señal a los gobiernos amigos que se sienten amenazados por el
resurgimiento del expansionismo ruso de que no serán indiferentes a lo que les
ocurra.
[i] NOTA: El
término "Guerra Fría" se ha
utilizado también para definir un período de la historia del siglo XX
comprendido a grandes rasgos entre el fin de la Segunda Guerra Mundial -1945- y
la disolución de la Unión Soviética -1991-. Este término de origen estadounidense
fue inventado, en 1947, por el
periodista Herbert B. Swope para su empleo en un discurso del senador Barnard
M. Baruch. Lo recogió otro periodista, Walter Lippmann, que lo popularizó en
una recopilación de sus artículos titulada "La guerra fría. Estudio de la
política exterior de los Estados Unidos". A finales de los años cuarenta,
la expresión había ganado carta de naturaleza y se utilizaba para designar al
complejo sistema de relaciones internacionales de la posguerra, la pugna entre
las superpotencias por la hegemonía mundial y la aparición de un abismo de
hostilidad y temor entre los dos grandes bloques geopolíticos que habían
heredado el espíritu de Yalta y San Francisco.
[ii]
NOMENCLATURA: Esta denominación define una elite de la sociedad de la extinta URSS, formada casi exclusivamente
por miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética(PCUS) que tenía grandes responsabilidades
como grupo humano encargado de la dirección de la burocracia estatal, y de ocupar posiciones administrativas claves en el gobierno, en la producción industrial y agrícola, en el sistema
educativo, en el ambiente cultural, etc. obteniendo usualmente grandes privilegios derivados de la ejecución de dichas funciones. El término "nomenklatura" en ruso deriva del latín nomenclatura, que significa estrictamente "lista de
nombres". Originalmente, cuando se instala el sistema soviético tras
terminar la Guerra Civil Rusa (1917 - 1922, la "nomenklatura" era una simple
lista de trabajos o cargos de administración pública con altas responsabilidades, cuyos ocupantes debían ser obligatoriamente
miembros del PCUS o en todo caso aprobados por éste para dichos cargos. Por extensión, el
nombre se empezó a usar también a las personas mismas que ocupaban tales
puestos.
[iii]
FAIT ACCOMPLI: Es una
popular expresión francesa de uso común en la diplomacia internacional, que
significa simplemente “hecho consumado”,
se trata pues de una acción ejecutada antes de que los afectados por ella se
encuentren en posición de enterarse de lo ocurre, con el objeto de impedir que la
argucia sea revertida. A través de esta estrategia un actor impone su voluntad
a otro poniéndolo en la posición de aceptar lo ocurrido o recurrir a la fuerza
para modificarlo.