miércoles, 12 de febrero de 2014

EL PROBLEMA ESTÁ EN EL MODELO


ELPROBLEMA ESTÁ EN EL MODELO

Por el Dr. Adalberto C. Agozino
El célebre politólogo Mario Justo López, en su tratado de Derecho Político, señalaba que la política presentaba dos fases. Una faz arquitectónica donde se realizaban las grandes construcciones políticas: se creaban partidos políticos, se formulaban ideologías, modelos de desarrollo, etc. y una faz agonal donde tenían lugar las luchas políticas, es decir, las contiendas entre los que ocupaban los cargos políticos y aquellos que desde el llano trataban de desplazarlos de esos cargos para ocuparlos ellos.

Por cuanto, la política es simultáneamente construcción y lucha. Esto quiere decir que desde el mismo día en que un gobierno comienza su gestión se inicia la contienda para desgastarlo, derribarlo y reemplazarlo. En síntesis, todo gobierno está enfrentando continuamente “conspiraciones políticas” destinadas a destituirlo. Es lo habitual, lo normal, tanto en Argentina como en cualquier otro país, aún en las democracias más sólidas institucionalmente.
Por ello no son creíbles, ni atendibles, las quejas del kirchnerismo denunciando  que pretenden desplazarlo del poder o las denuncias de la Señora Presidente sobre la existencia de maniobras o sectores destituyentes. Es cierto, muchas personas comunes, dirigentes políticos y gremiales, empresarios, banqueros, hacendados e intelectuales desean destituirla, desplazarla del poder y verla sometida a una justicia imparcial si ella existiera en la Argentina. Si no lo han hecho hasta el momento es porque no han podido.

¿No fue ésta acaso la actitud seguida por la Señora Presidente y por su difunto esposo durante los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa? En esos tiempos ellos eran los aspirantes a ocupar los cargos políticos y conspiraban con sus seguidores contra quienes ocupaban el gobierno nacional. ¿Eso estaba mal? No, de ninguna manera es la condición natural, normal de la política en su faz agonal. Alguien gobierna y otro quiere sacarlo para situarse él en el gobierno y ser él quien manda.

Son las reglas del juego democrático y como tales deben ser aceptadas. Por lo tanto el kirchnerismo no puede justificar sus errores en la existencia de complot en su contra, en que existe una prensa opositora dedicada a ventilar sus “trapitos sucios” –que son unos cuantos-, su nepotismo y corrupción. A todo gobierno lo controla –y a veces lo persigue-, la prensa, los opositores magnifican sus errores, critican sus decisiones y erosionan su poder por todos los medios. El kircherismo no podía ser la excepción. Existe un viejo dogma en la política que dice: “El que no resista el calor de la cocina no debe entrar en ella.”

Durante más de una década en kirchnerismo ha gobernado a la Argentina casi con la suma del poder público. El resultado está a la vista de todos, es inocultable. Néstor Kichner asumió con una economía en crisis, con la gente protestando en la calle y con una situación internacional complicada. En algún momento la economía internacional brindó condiciones sumamente favorables para revertir este cuadro pero el kirchnerismo eligió la fiesta. Una fiesta distributiva de subsidios, despilfarro de recursos, mala administración, soberbia y corrupción. Hoy la factura debe ser abonada por su esposa. Una dirigente política que, más allá de la verborragia y la indignación discursiva, no parece capaz de encontrar una solución adecuada a los males que enfrenta el país y que en gran medida son su propia responsabilidad.

Cristina Kirchner dejará a su sucesor un país con una inflación desbocada, en medio de una aguda recesión, en cesación de pagos y sin posibilidades de obtener financiación externa. Nunca la Argentina se encontró tan aislada internacionalmente, ni siquiera después de la Guerra de Malvinas, cuando era gobernada por una dictadura militar que había violado los derechos humanos y sufrido una derrota en una guerra internacional. En ese entonces, al menos contábamos con buenas relaciones en nuestro marco regional y con el apoyo y simpatía de muchos países europeos y del tercer mundo. Hoy la presidente argentina no puede volar con aviones de Aerolíneas Argentinas por temor a que sean embargados y la Fragata Libertad debe cambiar su viaje alrededor del mundo por un lamentable periplo alrededor del vecindario. La gente protesta más que nunca contra el gobierno en las calles y la sociedad argentina se encuentra profundamente divida y con los ánimos exasperados.

Es natural que ante este conflictivo cuadro de situación, se alcen voces pidiendo el fin de este gobierno. Pero miremos bien quienes lo están pidiendo. Los principales detractores de este gobierno son precisamente sus ex funcionarios. Es decir, los críticos más feroces son precisamente aquellos políticos que acompañaron este irresponsable modelo nacional y popular con inclusión y matriz productiva diversificada. Comenzando por el hombre que hizo posible que Néstor Kirchner fuera presidente: Eduardo Duhalde, quienes fueron sus Jefes de Gabinete: Alberto Fernández y Sergio Masa, sus ex ministros de economía: Roberto Lavagna y Martín Lousteau, sus ex vicepresidentes: Daniel Scioli y Julio Cobos, sus principales espadas gremiales como Hugo Moyano, ex embajadores como Jorge Yoma y un número importante de intendentes, ex gobernadores y ex funcionarios. Todos han sido admiradores, discípulos y hasta cómplices de Néstor, de la misma forma que Néstor, en su momento, llegó a gobernador de Santa Cruz en la boleta presidencial de Carlos S. Menem.
Es decir, en su mayoría kirchneristas arrepentidos que proponen un kirchnerismo más prolijo, menos confrontativo, menos corrupto y más abierto al mundo. Una suerte de kirchnerismo sin los Kirchner, pero kircherismo al fin.

Y aquí lo que no ha funcionado es el precisamente el kircherismo. No solo han fallado los dirigentes ha fracasado el modelo y debe ser reemplazado por algo distinto sino seguiremos en un círculo vicioso mordiendo la cola de nuestro propio fracaso.

El país debe retornar a la senda del crecimiento y desarrollo productivo. Sin generación de riquezas no habrá posibilidad de distribuir otra cosa que miseria. Primero hay que generar la riqueza y luego pensar los mecanismos de distribución equitativa de los beneficios obtenidos. La “justicia social” del peronismo fue posible gracias a los recursos económicos acumulados por el país con políticas racionales durante la siempre denostada “Década Infame”. Perón no generó ninguna riqueza, en el mejor de los casos distribuyó la existente.
Hoy se pretende seguir repartiendo lo que no existe. Porque no se generó nada o muy poco y porque no se administró correctamente e incluso se malverso la poca riqueza que el país generó. Es decir, que el kirchnerismo fracasó en su faz arquitectónica porque puso el énfasis en la faz agonal de la política. En cómo mantener el poder, en pretender “ir por todo”.

Por lo tanto, lo mejor que le puede ocurrir a la Argentina es que los errores de este modelo sean tan evidentes que ningún ciudadano pueda ignorarlos ni negarlos. Así, en el 2015, no cambiaremos un elenco gobernante por otro de similares característica e idiosincrasia, sino que podremos elegir un nuevo modelo de gobierno. Un modelo que proponga reposicionar a la Argentina en el mundo, reflotar el MERCOSUR, establecer una favorable alianza con Brasil y desarrollar nuestras potencialidades humanas y productivas. El próximo gobierno no tendrá nada que distribuir con equidad como no sea miseria. Por lo tanto, su tarea debe ser generar riqueza no distribuirla, o desarrollamos de una vez por todas al país, o seguiremos a los tumbos, de crisis en crisis, cayendo cada vez más.  

     

lunes, 10 de febrero de 2014

¿SERÁ PERONISTA EL PRÓXIMO GOBIERNO ARGENTINO?


¿SERÁ PERONISTA EL PRÓXIMO GOBIERNO ARGENTINO?

Por el Dr. Adalberto C. Agozino

El peronismo ha gobernado 22 de los 30 años de la democracia recuperada. Este hecho ha llevado a pensar a muchas personas que indefectiblemente el gobierno que asuma el 10 de diciembre de 2015 será también de signo peronista. Este artículo pretende ofrecer otro análisis y alguna esperanza a aquellos que como Jorge Luis Borges piensan que el peronismo no es ni bueno ni malo sino tan solo incorregible.

Para un partido político, frente a una elección presidencial hay dos tipos de problemas: uno es el tener demasiados buenos candidatos presidenciales, el otro puede ser no tener ningún candidato presidencial realmente bueno.

Actualmente, el peronismo parece enfrentar el primer tipo de dilemas mientras que la oposición no peronista se aproxima a la segunda posición.

En las elecciones del año 2015, seguramente el peronismo concurrirá dividido en tres o más candidaturas que competirán entre sí. A esta altura de los acontecimientos, ni Daniel Scioli ni Sergio Massa pueden resignar sus aspiraciones presidenciales sin poner fin al mismo tiempo a sus carreras políticas.

Por otra parte, parece muy difícil que Cristina Kirchner abandone el escenario presidencial sin intentar dejar en el sillón de Rivadavia a un “Delfín” que garantice la continuidad del modelo nacional y popular con inclusión social de matriz productiva diversificada. Modelo que difícilmente continuará ninguno de los candidatos peronistas mencionados. Al mismo tiempo, contar con una lista de candidatos kirchnerista le garantizaría a la Presidente seguir disponiendo en el Congreso de una fuerza electoral suficiente para garantizar un cierto grado de protección política, para sí y para sus funcionarios más cercanos, frente a los reclamos judiciales que surjan cuando todos dejen el gobierno. Es por ello, que en el kirchnerismo más acérrimo se especula con una candidatura a senadora por la provincia de Bs. As. para dotar de fueros a Crisitna Kirchner cuando se transforme en ex mandataria.

Incluso no sería aventurado considerar la posibilidad de una cuarta fórmula presidencial peronista compitiendo en las futuras elecciones. Esto podría ocurrir si desde Balcarce 50 se alentara financieramente a Alberto Rodríguez Saa o a cualquier otro gobernador peronista a presentar candidatura al sólo efectos de atomizar aún más el voto peronista y de esta forma sustraer entre un 4 y 5% del voto peronista a las fórmulas con mayores posibilidades de triunfar.

Si el voto peronista se atomizara en esta forma, se consolidarían las posibilidades de la oposición de llegar a la segunda vuelta electoral. Ante esta eventualidad, Mauricio Macri, sin posibilidad inmediata de reelección, se vería obligado a competir en la contienda electoral prácticamente en solitario. Pero, el PRO continúa siendo una fuerza municipal. Su base electoral está en la Ciudad Autónoma de Bs. As. y sus débiles apoyos en la provincia de Santa Fe, la Pampa y algunas ciudades del interior del país como Bahía Blanca. Estos apoyos no son suficientes para que el PRO sea considerado una fuerza nacional con capacidad para desarrollar y controlar una campaña electoral a nivel nacional. Y sin un aparato político de dimensiones nacionales que respalde su candidatura, la postulación de Mauricio Macri será tan sólo testimonial.

Es decir, que la construcción de una alternativa opositora al peronismo queda librada a una coalición entre la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista con el agregado de otras pequeñas fuerzas locales. En esa coalición la UCR aportaría la estructura de carácter nacional y muchos valiosos cuadros políticos entrenados en el desarrollo y control electoral. No olvidemos que en cada pueblo de la república hay siempre al menos un local radical y otro peronista, un puntero radical y otro peronista, ningún otro partido político argentino cuenta con un despliegue territorial similar.

El principal problema para la oposición no peronista es que en sus filas milita un conjunto de “primas donas” de la política nacional con buena imagen, poco caudal electoral real y menos recursos financieros y humanos para liderar una campaña presidencial con posibilidades pero con capacidad para fragmentar un espacio político unido con los sutiles hilos de la telaraña. Muchos deberán dejar de lado sus aspiraciones personales, su vedetismo y resignar su orgullo si desean construir una real alternativa de gobierno para el 2015.

Así podría arribarse a una fórmula presidencial conjunta entre radicales y socialista –o viceversa como en “cartel francés”- acompañada de un reparto equitativo de los restantes cargos electivos. Los que queden afuera deberán aguardar con la esperanza de integrar el futuro gabinete nacional. Pero no siempre puede alcanzarse la combinación ideal ni restañarse todas las heridas al narcisismo de los políticos.

Imaginemos, al menos por un momento, que la cordura política se impone entre los máximos dirigentes opositores. Qué el ex vicepresidente Julio Cleto Cobos en un acto de realismo dirige sus esfuerzos a la gobernación de Mendoza asegurando así no sólo su triunfo personal sino un importante caudal de votos para la coalición opositora en esa provincia. Que al mismo tiempo Lilita Carrió encamina su candidatura hacia la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires donde tiene una buena base electoral que la habilita para disputar la campaña también con posibilidades de éxito y al mismo tiempo traccionar otra importante cantidad de votos en favor de la fórmula opositora radical – socialista.

En este escenario, los candidatos presidenciales de la oposición con mayores posibilidades podrían ser en cualquier orden el ex gobernador santafecino Hermes Binner y el senador radical mendocino Ernesto Sanz. Con un Ricardo Alfonsín como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires y con un poderoso banco de suplentes conformado por figuras de la estatura de Rodolfo Terragno, Margarita Stolbizer, Pino Solanas, Martín Lousteau y siguen los nombres.

Lo racional sería que este segmento opositor, mediante acuerdos de dirigentes o por medio de elecciones internas –para ello están después de todo las PASO- arribara a una fórmula presidencial de consenso capaz de competir con serias posibilidades de éxito en una segunda ronda electoral con la fórmula presidencial peronista más votada.

Ante la eventualidad de un panorama electoral donde competirán tantas fuerzas electorales tan parejas en las preferencias de los votantes. Ningún binomio presidencial alcanzaría el 40% de los votos, forzando, por primera vez desde la Reforma Constitucional de 1995, a la realización de una segunda ronda electoral para definir la presidencia de la Nación.

Aunque parezca que un escenario de tales características está  sujeto a un gran número de imponderables, a un conjunto de hechos a esta altura de los acontecimientos es imposible de ponderar, lo cierto es que tales hechos, u otros muy similares, pueden terminar ocurriendo. En ese caso se producirá una segunda vuelta electoral entre una fórmula peronista y otra no peronista.

En tal escenario, el resultado final está abierto y en gran medida dependerá de la forma en que concluya su gestión el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Si el gobierno avanza el ajuste económico que afecta el nivel de actividad económica, el poder adquisitivo de los salarios y genera aún mayor desempleo e informalidad, inevitablemente pagará altos costos políticos que se harán sentir sobre el caudal electoral del peronismo en su conjunto. Mucho peor sería para el peronismo, el estallido de una nueva crisis económica que obligue al retiro anticipado de Cristina Kirchner y a un adelantamiento de los comicios presidenciales.

En síntesis, los errores económicos del actual gobierno golpearan mucho más a cualquier candidato peronista, por más opositor al kirchnerismo que pretenda presentarse, que a un candidato realmente opositor ajeno al peronismo. Un candidato ajeno al peronismo, en una segunda vuelta electoral, podría captar no sólo el voto antiperonista, el voto progresista y de izquierda, el voto independiente que en la primera vuelta hubiera apoyado al PRO y hasta el voto de algunos kirchneristas dispuestos a castigar al peronismo ortodoxo por no aceptar el liderazgo indiscutido de Cristina Kirchner. Los kirchneristas incluso podrían pensar que un gobierno no peronista ofrecería mejores oportunidades para un retorno triunfal de CFK en el 2019.

Lo cierto es que en política nunca está dicha la última palabra y que no necesariamente el próximo gobierno deberá ser peronista.       

sábado, 8 de febrero de 2014

AL FRENTE POLISARIO LE LLEGÓ LA PRIMAVERA ÁRABE


AL FRENTE POLISARIO LE LLEGÓ LA PRIMAVERA ÁRABE

Por el Dr. Adalberto C. Agozino

Los recientes incidentes ocurridos, en los campos llamados erróneamente de refugiados puesto que albergan a una población marroquí secuestrada en Tinduf en el sur de Argelia, son el indicio de que los vientos de renovación y democratización de la Primavera Árabe también ha llegado para la dirigencia del Frente Polisario.

Los llamados “Campos de Tinduf” son precarios asentamientos conformados por  toscas viviendas de material o tan sólo jaimas –tiendas-, sin agua corriente, cloacas o algún otro tipo de servicios sanitarios.

Fueron construidos en la década de 1970, para albergar a los exiliados marroquíes reclutados, con falsas promesas de independencia y prosperidad, entre las tribus que habitaban el Sáhara marroquí hasta ese entonces convertido en colonia africana por España.

Con la asistencia de Argelia se instalaron en la Gran Hamada situada al suroeste del territorio argelino, precisamente en la provincia de Tinduf. En una franja del desierto que, debido a que la frontera entre Marruecos y Argelia no está precisamente demarcada por ningún tratado, se encuentra en disputa de soberanía entre ambos países.

A los efectos de confundir más aún la realidad a los ojos de la opinión pública, los campamentos se distribuyeron en cuatro asentamientos que se denominan “wilayas” –intendencias- que se estructuran con núcleos menores de población llamadas “dairas”, bautizadas con el mismo nombre de ciudades del Sáhara marroquí: El Aaiun, Smara, Auserd y Dajla.

Por razones militares, los asentamientos se encuentran separados entre sí por decenas de kilómetros para evitar ataques aéreos. La distancia entre unos y otros entorpece las comunicaciones, distribución de agua y alimentos pero favorece el control por parte del Polisario de las relaciones sociales y actividades de sus habitantes.

El Frente Polisario tiene sus bases en esos campamentos aunque los dirigentes separatistas prefieren vivir más confortablemente con sus familias en Argel. Su sede administrativa se encuentra en la población de Rabouni donde también tienen sus dependencias el Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR) y algunas de las ONG que asisten con ayuda monetaria y humanitaria a la población de exiliados.

Las condiciones de vida son tan duras que la población ha estado decreciendo con los años. El ACNUR y el Programa Mundial de Alimentos estiman que dos tercios de las mujeres sufren de anemia y un tercio de los niños padecen desnutrición crónica. La célebre escritora española Reyes Monforte, quien ha estudiado profundamente la vida en los campos controlados por el Frente Polisario para su libro “Besos de Arena” describe crudamente “que cuando un saharaui bebe un vaso de agua está bebiendo una muestra de hasta dos mil partículas de fecales distintas, presentes en los acuíferos perforados” y que la población de los campos padece habitualmente diarreas, deshidratación, fiebre alta, bocio, enfermedades estomacales, dentales, ceguera, asma e hipertensión.

Este crítico cuadro sanitario hace que la esperanza de vida en esos campos sea de tan sólo 53 años. No obstante, las autoridades del Polisario impiden a la población local no sólo el emigrar –a Marruecos o a cualquier otro país- sino que incluso controla y restringe al máximo los desplazamientos de uno a otro asentamiento.

Todas las promesas formuladas por el Frente Polisario a la población se han derrumbado ante esta dura realidad y la falta de una perspectiva de mejora a mediano plazo. La población de los campos ha comenzado a comprender que la intransigencia de la dirigencia del Polisario en discutir el Plan de Autonomía para la región del Sáhara propuesto por el gobierno marroquí en 2007 cierra cualquier posibilidad de aliviar las duras condiciones de vida que enfrentan.

Es así como, alentados por los cambios producidos por las protestas sociales ocurridas en el Norte de África al tenor de lo que se ha denominado como “Primavera Árabe” la población de los campos ha comenzado a hacer conocer su descontento a pesar de dura represión descargada no solo por las milicias del Frente Polisario sino también por el DRS, el temible servicio de inteligencia argelino. Argel teme que el descontento imperante en Tinduf se traslade a otras regiones de Argelia en un año de elecciones presidenciales.

Las protestas comenzaron en marzo de 2011 cuando una organización denominada “Juventud de la Revolución Saharauí” salió a la calle para denunciar la “corrupción, el nepotismo y el amiguismo” de los dirigentes polisarios. La represión fue durísima y pronto el movimiento fue desarticulado y sus dirigentes detenidos. Pero el descontento de la población continúo existiendo y nuevos líderes asumieron la conducción de las protestas.

La oportunidad para mostrar el rechazo de la población al Frente Polisario llegó con la visita a la región del Enviado Personal del Secretario de la ONU para el Sáhara, Christopher Ross. Unas cuatrocientas personas, en su mayoría miembros de la tribu de los Rguibates, a la cual pertenece el secretario general del Polisario, Mohamed Abdelaziz, organizaron, los días 23 y 24 de enero pasados, una protesta que desembocó en la ocupación de la sede de la seguridad del campo “Smara”.

Aunque la represión fue brutal no pudo ahogar la protesta y los incidentes se sucedieron aumentando la violencia gradualmente. Hasta que el 5 de febrero pasado efectivos de la gendarmería argelina ultimaron a dos jóvenes rguibates: Khatri Ould Hammadha Ould Khandoud y Mohamed Ould Aliyenne en un oscuro incidente.

En respuesta, un grupo de manifestantes pretendió acampar frente a la sede de la ACNUR, en Rabouni, para llevar a cabo una huelga de hambre. Pero fueron duramente reprimidos por las fuerzas del Polisario auxiliadas por elementos de seguridad argelino. Pese a la evidente violación de los derechos humanos llevada a cabo frente a su sede las autoridades de la ACNUR permanecieron en silencio y se negaron a recibir a los dirigentes de la protesta.

Pese a los controles y la represión el clima de tensión se mantiene en la región, desnudando la realidad de la seudo República Árabe Sarahuí Democrática que pretende implementar el Frente Polisario es tan sólo una ficción carente de apoyo internacional. El Polisario podrá organizar “festivales de cine” y atraer cooperantes deseosos de practicar el turismo aventura en un escenario romántico, pero los Campos de Tinduf, seguirán siendo un territorio donde se violan los derechos humanos, donde incluso perduran ancestrales prácticas de esclavitud sobre la población de raza negra y donde incluso se debe secuestrar a la población para evitar que huya de allí.

Los dirigentes del Polisario permiten todo esto y mucho más. La verdad es que ellos necesitan de población, para justificar su estado fantasma, para seguir recibiendo la ayuda internacional que llena sus bolsillos y mantiene sus privilegios y para seguir contando con el apoyo de Argelia, siempre interesada en poner piedras en el zapato de Marruecos.

Es por ello que los campos de exiliados perdurarán y seguirán existiendo aunque el Frente Polisario deba implementar, para mantener secuestrada a la población marroquí, una versión sahariana del Muro de Berlín.

  

martes, 4 de febrero de 2014

¿NOS CAÍMOS DEL MAPA?


¿NOS CAÍMOS DEL MAPA?

Por el Dr. Adalberto C. Agozino
En el concierto de las naciones, el peso específico de un Estado se mide a diario. No sólo contabilizando las iniciativas que impulsa y logra que se aprueben en los foros internacionales sino, especialmente, en los pequeños gestos de respeto y aprecio que realizan los gobiernos de otros pueblos para demostrar cuanto valoran las buenas relaciones y el apoyo del país en cuestión.

En este sentido, podríamos mencionar una larga lista de acontecimientos e incidentes que ilustrarían acerca del inédito grado de aislamiento y desprestigio que enfrenta la Argentina después de la “Década Ganada” del kirchnerismo. Pero para hacer más ilustrativo el análisis me parece interesante emplear un indicador poco usual para evaluar el prestigio internacional de nuestro país en la actualidad.

El inusual indicador que emplearé es la comparación de dos viajes de la Fragata Libertad separados por un gran período de tiempo. El 1º de febrero pasado la Fragata ha iniciado su 44ª viaje de instrucción, el primero tras el frustrado viaje de 2012 que concluyó con el buque retenido durante 77 días en el puerto africano de Ghana a solicitud del fondo de inversiones NML Capital que reclamaba el pago de unos U$S 370 millones. En esa ocasión, el gobierno argentino fue incapaz de recuperar la nave y reparar ese atropello a su soberanía por medios diplomáticos o de presión directa. Debió resignarse a peticionar ante el Tribunal Internacional de Derecho del Mar que se apiadó del país y le devolvió a la Armada Argentina su buque escuela.

El temor a otro papelón internacional con nuestra Fragata, nuevamente retenida en algún ignoto país, ha llevado al gobierno de Cristina Kirchner a ser prudente. La Armada Argentina deberá conformarse con pasear pabellón únicamente entre los países de la UNASUR y la CELAC, con una visita especial a Cuba. Podría decirse que el viaje de instrucción se ha reducido a una “vueltita por el vecindario” para dejar conformes a los muchachos de la Armada. Nada que contribuya a mejorar sustancialmente la imagen argentina en el mundo.

No es mi intención desmerecer a las naciones hermanas de América Latina, que seguramente recibirán a nuestro buque y a sus guardiamarinas con fraternal afecto, pero no puedo menos que sentir nostalgia por aquellos tiempos en que la Argentina despertaba la consideración del mundo como una potencia en ascenso que demandaba admiración y respeto.

Para que el lector pueda tener una clara idea de cómo ha descendido el prestigio del país en estos años voy a citar algunos datos consignados por Fabián Bosoer en su interesante libro: “Detrás de Perón. Historia y leyenda del Almirante Teisaire”.

En ese libro el autor detalla el recorrido seguido por la Fragata Sarmiento, en ese entonces nuestro buque escuela, en su 33ª viaje de Instrucción. Ese viaje se realizó en 1935, en tiempos de la tan vituperada “Década Infame”. En esa ocasión el comandante de la nave era el Capitán de Fragata Alberto Teisaire, el mismo que veinte años más tarde sería vicepresidente de la Nación durante el segundo gobierno de Juan D. Perón.

No voy a enumerar todos los puertos visitados y los eventos protocolares en que participó la Fragata y su tripulación en ese viaje, ese relato haría demasiado extenso este artículo. Me limitaré a mencionar a las personalidades de relevancia internacional que detuvieron sus actividades habituales para recibir en audiencia al comandante del buque, Capitán Teisaire, destacando que se trataba de un simple marino argentino de baja graduación. No era ni el comandante de la Armada Argentina ni mucho menos un jefe de Estado.

Comenzaré señalando que la Fragata Sarmiento zarpó despedida por el presidente de la Nación general Agustín P. Justo quien almorzó en el buque con todo su gabinete y la oficialidad de la nave. Según consigna la bitácora del viaje el Capitán Teisaire fue recibido por el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, el Príncipe de Gales en Inglaterra, el Príncipe Carlos, Duque de Ostergotland en Suecia, el presidente de Finlandia, el entonces canciller de Alemania Adolfo Hitler; el ex rey de España Alfonso XIII; el Residente General  del Protectorado francés en Marruecos y el Sultán de Marruecos, Mohammed V.

Además, el comandante del buque fue condecorado como Oficial de la Rosa Blanca por el gobierno de Finlandia y como Comendador de la Orden de la Espada (Soardsorden) de Suecia.

Como puede apreciarse la consideración que entonces se tenía del país en el mundo era muy distinta. Resulta evidente que no puede responsabilizarse al kirchnerismo por la pérdida de prestigio internacional ocurrido en los últimos ochenta años. Sin embargo, gran parte de ese desprestigio corresponde a la última década. En especial después del papelón de la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, el embargo al avión estadounidense que invitamos a dar un curso de entrenamiento a nuestra policía, el pacto con Irán y la asociación privilegiada que establecimos con la Venezuela chavista y la Cuba de los Castro. Para mencionar tan sólo algunos hechos significativos.

Hoy ni la propia presidente Cristina Fernández de Kirchner consigue ser recibida en visita oficial por el presidente de los Estados Unidos ni ningún jefe de Estado de los países del primer mundo visita el país.

¿Es qué la Argentina se ha caído del mapa y el mundo mira con indiferencia como nos sumergimos en una nueva crisis económica e institucional de consecuencias imprevisibles?