lunes, 28 de octubre de 2013

ELECCIONES EN ARGENTINA OCTUBRE 2013


ELECCIONES EN ARGENTINA OCTUBRE 2013

Por el Dr. Adalberto C. Agozino

LA MADRE DE LAS DERROTAS

            Cuando están por cumplirse treinta años del retorno de la democracia en Argentina treinta millones de ciudadanos han expresado su opinión en las urnas. Se votó para elegir a 127 diputados y 24 senadores nacionales, además de la renovación de la mitad de los cargos en las legislaturas y concejos deliberantes de todas las provincias del país.

            Aunque resultó la fuerza electoral más votada, porque fue la única con representación en los 24 distritos electorales del país (con excepción de la provincia de La Pampa), el Frente para la Victoria, sufrió la peor derrota en los doce años que gobierna el país, desde que Néstor Kirchner obtuvo la presidencia en 2003, después de salir segundo, con el 19,30% de los votos, en las elecciones presidenciales y gracias a que Carlos Menem, el triunfador con 22,54% de los votos desistió de participar en la segunda vuelta electoral.

            En esta ocasión el Kirchnerismo se redujo al 34% de los votos, una cifra muy alejada del 54% obtenido por la presidente Cristina Fernández de Kirchner hace tan sólo dos años. En esta ocasión el gobierno perdió en la mitad de los distritos del país incluidos los cinco distritos electorales más grandes y más prósperos del país: la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, que representan el 70% del padrón electoral nacional.

            Aunque esta derrota no pone en peligro la gobernabilidad del país, el oficialismo mantiene su mayoría en ambas cámaras del Congreso, aunque con un margen más acotado. Revela el agotamiento de un modelo de gobierno que parece haber brindado al país todo lo que podía dar. No sólo archiva las aspiraciones de Cristina Fernández de Kirchner de reformar la Constitución Nacional para aspirar a un tercer mandato presidencial sino que limita seriamente el peso político de la primera mandataria a la hora de definir el candidato presidencial del kirchnerismo en los comicios de 2015.

            Indica también que la continua sangría de los mejores cuadros peronistas que han abandonado al gobierno en los últimos años no ha sido en vano. Entre los que se fueron figuran dirigentes tan destacados como el ex presidente Eduardo Duhalde, el ex vicepresidente Julio C. Cobos, el ex jefe de gabinete Alberto Fernández, ex gobernadores como Juan Manuel de la Sota (hoy nuevamente gobernador), Felipe Sola y Mario Das Neves, ex ministros como Gustavo Béliz, José Pampuro, Rafael Bielsa, Roberto Lavagna, Martín Lousteau, embajadores como Eduardo Amadeo, Octavio “Pilo” Bordón, Juan Carlos Olima, legisladores como Carlos Reutemann y Gerardo Conte Grand.  Pero en especial, la deserción del intendente de la localidad bonaerense de Tigre, Sergio Massa que supo sumar a su Frente Renovador a otros 19 intendentes bonaerenses para enfrentar y derrotar al gobierno en su baluarte de la estratégica provincia de Buenos Aires por casi doce puntos porcentuales.

            Es normal que cuando un gobierno inicia su gestión lo haga con un elenco gubernamental que con el tiempo se va desgranando. Pero no es usual que la  degradación del elenco gubernamental sea tan acelerada y profunda como la registrada por el gobierno kirchnerista en los últimos años.

            Pero, también indica que la crítica situación económica ha mermado el apoyo electoral del gobierno. Hoy la economía argentina se ve afectada por altos niveles de inflación, el estancamiento y caída de la producción que está acompañada de despidos y suspensiones de trabajadores. El cepo al dólar que no sólo irrita a la clase media sino que lleva a la falta de insumos importados esenciales para las industrias. Pero especialmente, la emisión monetaria desbordada para cubrir el festival de subsidios que en el año 2013 alcanzará la suma de 140. 000 millones de pesos.

LOS HEREDEROS

            Los comicios no solo afectaron al gobierno, en las filas de la oposición hubo ganadores y perdedores. Así se ha conformado un cuadro de posibles candidatos presidenciales. Algunos de ellos ya han comenzado su campaña presidencial apuntando al 2015. Todos deberán recorrer, sin embargo, una transición que se avizora muy compleja.

            En el Frente para la Victoria el candidato mejor posicionado en el electorado  es el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, que sin embargo enfrenta dos problemas importantes. Por un lado, el desafecto de la presidente Cristina Kirchner que nunca lo consideró uno de los suyos. Por el otro, la dura derrota que, en su propio territorio, le propinó al kirchnerismo la liga de intendentes capitaneada por Sergio Massa. Aunque la presidente eligió como candidato al hoy derrotado Martín Insaurralde, tras el naufragio de la candidatura de su cuñada Alicia Kirchner. Fue Daniel Scioli, quien debió “ponerse la campaña al hombro” ante la deserción presidencial, se  transformó en el “padre de la derrota”.

            Es por ello, que en el seno del kirchnerismo se cree que la presidente finalmente podría ungir como su heredero a algún gobernador kirchnerista exitoso como el entrerriano Sergio Urribarri o el chaqueño Jorge Capitanich. El tiempo dirá cuál será la decisión presidencial y que hará Daniel Scioli en el caso de no ser el elegido.

            En la oposición peronista, es decir, aquel peronismo que se desencantó del kirchnerismo y pretende heredarlo sin negociar ni efectuar concesiones a Cristina Kirchner. La principal candidatura pertenece a Sergio Massa legitimado por la clara victoria obtenida en la provincia de Buenos Aires con casi 44% de los votos y el apoyo de una veintena de intendentes y otras figuras claves del peronismo (Reutemann, Lavagana, Sola, Alberto Fernández e incluso Eduardo Duhalde). Posiblemente, hoy el candidato con mayores posibilidades de convertirse en presidente en el 2015.

            En segundo orden en este espacio se sitúan el gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota, el ex gobernador Mario Das Neves y el diputado Francisco de Narváez.

            La oposición no peronista está conformada especialmente por dos sectores el centro izquierda y el centro derecha, aun cuando estas denominaciones ideológicas no sean absolutamente claras y ajustadas a la realidad y en especial quizá no agraden a quienes se ubican en estos nucleamientos.

            La oposición de centro izquierda o “progresista” está conformada por la Unión Cívica Radical, el Socialismo y otros grupos del espacio UNEN. Allí no existe una candidatura clara. Por un lado, se postula el ex gobernador de la provincia de Santa Fe, Hermes Binner quien obtuvo el 43% de los votos en su provincia. Por el otro, el ex gobernador de Mendoza y ex vicepresidente de Cristina Kirchner, Julio Cleto Cobos quien sacó 47% en los comicios de su provincia. En tercer término habría que mencionar al tándem formado por Elisa Carrió y Pino Solanas que realizaron una excelente elección en la ciudad de Buenos Aires saliendo segundos con 32% de los votos. De ese espacio –seguramente después de una elección interna- puede surgir una fórmula presidencial con serias posibilidades electorales.

            Finalmente, el centro derecha –aun cuando a sus dirigentes no les agrade esta denominación- se sitúa el actual jefe de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri cuya fuerza se adjudicó un claro triunfo con casi el 43% de los votos. El gran desafío para este sector es conformar, para el 2015, una fuerza con presencia nacional y capacidad de convertirse en alternativa de gobierno.

            Esta división del electorado parece indicar que las próximas elecciones presidenciales se resolverán en dos vueltas electorales. Por lo tanto, hoy todas las posibilidades y combinaciones parecen estar abiertas.

DE LA DIARQUÍA AL UNICATO

             En el 2003, al acceder a la presidencia el matrimonio de Néstor Kirchner y Cristina Fernández restauraron una modalidad de gobierno, que los historiadores Carlos Floria y César A. García Belsunce denominaron “la diarquía”, en referencia al cogobierno entre Juan D. Perón y Eva Duarte entre 1946 y 1952. La “Diarquía Kirchnerista” no sólo contemplaba un gobierno donde todas las decisiones claves estaban centralizadas en el matrimonio presidencial con escasa –o ninguna- participación de otros funcionarios. Si no también, un sistema para perpetuarse en el poder mediante una alternancia en el “sillón de Rivadavia” entre Néstor y Cristina. Lamentablemente, para ellos, este esquema de gobierno no contemplaba la efímera existencia humana.

            Es así como Cristina Fernández de Kirchner heredó de su esposo una modalidad de gobernar el país como si fuera una “estancia” de su propiedad. Aunque, a decir verdad le sumó, por razones de personalidad, varias vueltas de tuerca. Paulatinamente se fue refugiando en un personalismo extremo y redujo hasta lo ínfimo a su entorno donde las únicas voces que son escuchadas pertenecen a su hijo Máximo y al Secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos “Chino” Zannini. Conformando así un estilo de gobierno que ya Domingo F. Sarmiento bautizó en el siglo XIX, como “El unicato”, donde la única opinión que vale y decide es la de Cristina Kirchner.

            Un claro ejemplo del personalismo de Cristina Kirchner fue la designación como vicepresidente de Amado Boudou, un economista ajeno al peronismo que pronto cosecho innumerables denuncias por corrupción y el rechazo de propios y ajenos. También el excesivo espacio que en las listas de candidatos otorgó a la agrupación de jóvenes ultrakirchneristas, de “La Campora”, que son su impericia y soberbia han espantado a buena parte del electorado.

            En este contexto político, desde la movilización popular de repudio al gobierno del 8 de noviembre de 2012, la presidente Cristina Fernández de Kirchner parece haber perdido la iniciativa política y de gestión pública. Ha improvisado algunas respuestas a las demandas de la sociedad, un poco de maquillaje sin modificaciones transcendentes a la línea política de su gestión.

            Tras la derrota electoral y la prolongada licencia médica de la primera mandataria, la prensa especula con la posibilidad de que Cristina Kirchner retorne “recargada” y lleve a cabo grandes rectificaciones a su gobierno.

            Parece difícil que esto ocurra. Cristina Kirchner pertenece al tipo de líderes que prefieren “morir con la botas puestas” antes de renunciar a las banderas que reivindicó en su gobierno.

            Entonces la verdadera pregunta es cómo hará la presidente para transitar los 26 meses que restan de su mandato hasta el 10 de diciembre de 2015 y en qué condiciones entregará el gobierno a su sucesor. Una pregunta que, al menos por el momento, no tiene una respuesta ni sencilla ni clara.

 

           

            

No hay comentarios: